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martes, 2 de diciembre de 2014

Resultado de las Elecciones en Uruguay. Tabaré Vázquez presidirá otro gobierno de izquierdas


Tabaré Vázquez presidirá el tercer gobierno de la izquierda en Uruguay

Montevideo (Urugüay), 2 de Diciembre de 2014 / Elecciones Presidenciales / José Antonio Cabrera. ASSOPRESS

Con el 100% de los votos escrutados, Vázquez sumó 1.226.105 votos contra 939.074 para Lacalle Pou, de 2,32 millones de votos emitidos. "Hoy es una noche mágica (...) es una noche de festejo, de festejo del alma, de encontrarnos todos los uruguayos", celebró Vázquez.

Tabaré Vázquez llamará a un "gran encuentro nacional" si es elegido presidente
Tabaré Vázquez fue electo el domingo presidente para suceder a José Mujica en Uruguay y liderar un tercer gobierno sucesivo de la izquierda, en el que enfrentará desafíos económicos y tendrá que terminar de implementar la inédita regulación del mercado de la marihuana.

Este oncólogo de 74 años, promotor durante su primera presidencia (2005-2010) de las duras medidas antitabaco que enfrentaron a Uruguay con la multinacional Philip Morris, se impuso sin sorpresas y por amplia mayoría en un balotaje al centroderechista Luis Lacalle Pou, de 41 años y candidato del Partido Nacional, según datos de la Corte Electoral.

Con el 100% de los votos escrutados, Vázquez sumó 1.226.105 votos contra 939.074 para Lacalle Pou, de 2,32 millones de votos emitidos. Vázquez suma así el 56,6% de los sufragios válidos excluyendo votos en blanco.

Según los primeros resultados Vázquez, que fuera en 2005 el primer presidente de izquierda de Uruguay, será el mandatario más votado de los últimos 70 años.

"Hoy es una noche mágica (...) es una noche de festejo, de festejo del alma, de encontrarnos todos los uruguayos", celebró Vázquez ante los miles de simpatizantes que se lanzaron a las calles a festejar, tiñendo de rojo, azul y blanco la principal avenida del centro de Montevideo.

El próximo lustro "no será más de lo mismo, porque el Uruguay de hoy no es el del año 2005 ni el de 2010", había asegurado poco antes en su primer discurso como presidente electo, vistiendo impecable traje oscuro y corbata, fiel a su estilo sobrio, muy diferente al del actual presidente Mujica, que conquistó al mundo con su austeridad y discurso contra el consumo.

Vázquez llamó así a un gran acuerdo nacional "sobre los temas vertebrales de la agenda del país", como seguridad, educación, salud e infraestructura.

"Votamos al Frente por todo lo que hizo: las viviendas, la gente con trabajo, que se ve. Todo el mundo compra auto porque todos tienen trabajo", dijo a la AFP una eufórica Shirley Muñoz, ama de casa de 27 años, que celebraba en el centro de la capital.

A poca distancia Ana Bellusci, de 64 años y dueña de un almacén, asegura que con el Frente Amplio, la coalición oficialista, la vida de la gente cambió. "Mis hijos estaban sin trabajo y tuvieron trabajo", aseguró.

El futuro mandatario, que debe asumir el poder el 1 de marzo de 2015, recibirá un país con una economía fuerte, que cerrará este año su duodécimo año consecutivo de crecimiento, pero con el desafío de resistir las turbulencias que enfrentan sus vecinos, los gigantes Argentina y Brasil, y sin el viento de cola que significó en los últimos años el alto precio de las materias primas.

"En un contexto mundial de transición a un mundo menos amigable para las economías emergentes, con un dólar más fuerte, con tasas de interés más altas y con 'commodities' depreciados, Uruguay tiene por delante tres ajustes pendientes", dijo a la AFP el economista Javier De Haedo, citando un ajuste fiscal, de precios y en el mercado laboral.

El futuro presidente hereda algunos hierros calientes que le dejará Mujica, como la implementación de la venta de marihuana en farmacias en Uruguay, que está retrasada.

Este médico de profesión ha manifestado reticencias a esta polémica ley, que concitó la atención mundial, indicando que "es increíble" que las farmacias vayan a vender cannabis. Aunque señaló que la mantendría porque es ley, advirtió que "va a haber una evaluación estricta y muy de cerca sobre el impacto que tenga en la sociedad".

Vázquez tendrá además el desafío de suceder al popular "Pepe" Mujica, que se ganó al mundo con su austeridad, sus discursos a favor de la paz y contra el consumismo y que promete seguir teniendo peso en el futuro gobierno de izquierda, en el que será senador.

"Yo no sirvo para viejo jubilado tirado en un rincón acariciando los recuerdos", advirtió este domingo Mujica a Televisión Nacional (TNU).

Vázquez dejó el poder en 2010 precisamente en manos de Mujica y con una histórica popularidad cercana al 70%, tras aprobar reformas tributarias y de la salud, implementar un plan de emergencia social, y elPlan Ceibal, que dota a todos los escolares con una computadora.

Convirtió además a Uruguay en el primer país de América Latina en ser libre de humo de tabaco y en el primero en enfrentar una demanda de una tabacalera, en un caso considerado emblemático por observadores internacionales.

En su tercer gobierno, el FA volverá a gobernar con mayoría parlamentaria, tras cosechar el 47,8% de los votos en octubre.

martes, 28 de octubre de 2014

Las Elecciones Presidenciales en Brasil y Uruguay, cambios en el destino de América Latina


Cruzando la frontera noreste de Brasil, los uruguayos también salieron a las urnas. 

Las Palmas de GC (Canarias), 28 de octubre de 2014 / Elecciones en América del sur / José Antonio Cabrera. ASSOPRESS


​Según Juan Manuel Astorga, ​el mundo siguió atento ayer el desarrollo de dos elecciones presidenciales, cuyos resultados invariablemente cambiarán el destino de esos países y en parte también, el de América Latina. Comicios marcados por las figuras de dos ex guerrilleros cuyo liderazgo político han dejado huella en el continente. Dos naciones que han moldeado la realidad sudamericana con sus reformas. Un país, el más grande de Sudamérica. El otro, el más pequeño. Ambos sin embargo, Brasil y Uruguay, cerraron ayer una etapa crucial de su historia.

El gigante latinoamericano terminó por darle este domingo una nueva oportunidad a la presidenta Dilma Rousseff. Los resultados, sin embargo, estuvieron muy ajustados. La mandataria consiguió el 51% de los votos, mientras que su contrincante, Aécio Neves, se quedó con el 48%, lo que convierte a estos comicios presidenciales en los más reñidos de la historia del país.
A pesar de que anoche, tras conocer los resultados, la gobernante dijo que “hemos llegado al final de una disputa electoral (…) pero el país no está dividido”, la verdad es que, visto lo peleado del resultado, prácticamente la mitad de Brasil quedó insatisfecho. 
Dilma asumirá el 1 de enero de 2015 un nuevo período de 4 años en el que tendrá que enmendar el rumbo en varias áreas. Brasil creció en promedio durante su primer gobierno un exiguo 1,6%, muy distante del casi 6% de la era Lula da Silva. Con un país estancado, con la industria renuente a efectuar inversiones y con la confianza deteriorada, su desafío no será menor. Dilma, una ex guerrillera, tendrá que dar una dura batalla política también para despercudirse de las acusaciones de corrupción que la vinculan a un escándalo por apropiación de fondos que afecta a la gigante Petrobras. A eso se suman los gastos impagos por la organización del Mundial de fútbol y los ecos que han dejado las manifestaciones por el aumento en el valor de algunos servicios, como el transporte público. 
El actual presidente José Mujica no pudo presentarse a la reelección inmediata, debido a una limitación constitucional. Su partido, el Frente Amplio, postuló al ex mandatario Tabaré Vázquez, quien ya había gobernado entre el 2004 y el 2009. Vázquez no logró imponerse en primera vuelta y, con el 47% de los votos, se verá obligado a enfrentar en un balotaje el 30 de noviembre a Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, que se alzó con el 31%. No le será fácil al candidato oficialista conseguir la victoria, porque si Lacalle obtiene el respaldo del Partido Colorado, que consiguió un 13%, la cosa estará muy peleada.
Vázquez ha prometido profundizar el rumbo iniciado por su gobierno y continuado por Mujica de poner una fuerte atención estatal a los sectores más postergados. Además, seguir incentivando el crecimiento económico con inclusión por la vía del empleo, y aumentar los presupuestos de salud y educación.
A Uruguay le va bien. Con 3,29 millones de habitantes, es según la ONU el país de Latinoamérica con el nivel de alfabetización más alto. Según la organización Transparencia Internacional, es después de Chile, la segunda nación latinoamericana con menor índice de percepción de la corrupción. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), desde 1980 es el tercer país de Latinoamérica –detrás de Argentina y de Chile- con mayor Índice de Desarrollo Humano. Junto a Costa Rica, es el país latinoamericano con la distribución de ingresos más equitativa, porque tanto la población más rica como la más pobre representan sólo un 10% de la sociedad. Como si fuera poco, después de Cuba, Costa Rica y Chile, es el cuarto país de Latinoamérica con la esperanza de vida más alta. Tiene uno de los productos internos bruto PIB per cápita más alto de la región –cercano a los US$15.000- y un desempleo en torno al 6%. 
Parte del éxito que exhibe esta nación son mérito de Vázquez. En buena medida, sin embargo, la población se los atribuye a José Mujica. El año pasado, por ejemplo, la revista The Economist eligió a Uruguay como país del año, gracias a las medidas “pioneras” impulsadas por un antiguo guerrillero de 79 años “admirablemente austero” y de una “franqueza inusual” en política. 
Mujica, algo así como el Nelson Mandela de Sudamérica, puso énfasis en las políticas sociales y la preocupación por la pobreza. Trabajo, jubilaciones, crecimiento económico, un programa focalizado en los más pobres y planes de vivienda, asoman como sus más brillantes medallas. 
Su gestión y su personalidad le granjearon la simpatía de su pueblo y del mundo. 
La misma revista The Economist celebró los aportes sociales que hizo su gobierno tras la legalización de la marihuana, el matrimonio homosexual y la despenalización del aborto, afirmando que se trata de “reformas pioneras que no sólo mejorarían a una nación en particular sino, en caso de ser emuladas, podrían beneficiar a todo el mundo”. 
Pero en el saldo de su mandato, Mujica arrastra algunos fracasos. El más sonado es el de la educación, una de sus principales promesas de campaña. El elevado índice de abandono escolar en la enseñanza secundaria es muy alto todavía. Además, en la última prueba PISA, Uruguay obtuvo los peores resultados desde que empezaron estos tests en 2003.
La otra mancha en su legado es la inseguridad ciudadana, que según las encuestas, se ha convertido en la primera preocupación del país. En Uruguay, un país de casas y con pocos edificios, hasta hace unos años se dormía sin ponerle llave a la puerta. Ahora, no basta con instalar rejas en las ventanas, sino que alarmas para dormir tranquilo. El año pasado aumentaron en un 8% los robos a mano armada.
Mujica le heredará a su sucesor otro embrollo. Aceptó el traslado de seis presos desde la cárcel de Guantánamo, pero sin saber exactamente en qué condiciones. Son presos a los que Estados Unidos no los puede procesar porque no tiene pruebas y como Uruguay no tiene cargos contra ellos, nadie sabe cómo los van a retener uno o dos años.
Mujica, el presidente más pobre del mundo, el gobernante del pueblo, el político que no vive como un político, ese que dona el 90% de su sueldo, dejará el poder dentro de poco. Se irá dejando atrás su forma de gobernar, aquella que alguna vez llamó “el modelo Lula”, haciendo referencia a la política del ex presidente brasileño. Precisamente los uruguayos miraron ayer muy de cerca los resultados de sus vecinos brasileños. La pequeña República Oriental de Uruguay, enclavada entre dos gigantes como Brasil y Argentina, está viviendo uno de sus peores momentos en las relaciones con el gobierno de la presidenta Cristina Fernández, debido a la instalación de una fábrica de papel en un río común y también a las medidas proteccionistas del Gobierno de Buenos Aires. En los últimos años, su principal aliado ha sido el Gobierno de Dilma, la presidenta que ayer consiguió la reelección pero que sabe que no podrá gobernar de la misma manera en que lo hizo en su primer período. Y se quien sea el que gane en la segunda vuelta uruguaya, tendrá claro que Mujica deja un país con algunas sombras pero muchas luces y con un estilo muy difícil de imitar. 
Dos países muy distintos. Uno gigante, otro pequeño. Los brasileños, extrovertidos y exagerados y los uruguayos, contenidos y moderados, tienen sin embargo algo en común: ambos saben que están viviendo el fin de una era.