Quito, Ecuador, 11 de abril de 2010 |Internacional |AFP.
Se fijaron "estrategias que nos permitirán establecer cooperación policial, no sólo para combatir el tránsito o producción (de drogas), sino delitos conexos como el lavado de activos", dijo el ministro de Interior ecuatoriano, Gustavo Jalkh, tras una reunión con sus pares y delegados de la Unasur.
Los funcionarios de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) -cuya presidencia protémpore ejerce Ecuador- suscribieron el acta de conformación y el estatuto del Consejo, con el que los 12 países del organismo buscan armonizar las políticas contra el narcotráfico.
"Se ha suscrito este estatuto que implica un hito histórico en la lucha contra el narcotráfico por varias razones, entre ellas porque estamos consolidando la regionalización del combate contra este flagelo", observó a su vez el ministro de Interior de Bolivia, Sacha Llorenti.
"Nosotros vemos con mucha satisfacción la suscripción y el hecho de haber dado este paso importantísimo", agregó.
Más temprano, Jalkh señaló que "el crimen organizado no respeta fronteras, se convierte en un fenómeno transnacional" que las desborda, por lo que "las mismas no pueden ser un obstáculo para el trabajo que debemos desarrollar".
El tema del narcotráfico es sensible en la región, donde Bolivia, Colombia y Perú son responsables de la mayor parte de la producción mundial de cocaína, con unas 845 toneladas métricas en 2008, según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas (ONU) contra la Droga y el Delito de 2009.
El Consejo busca facilitar el intercambio de información y experiencias, para detectar bandas criminales, combatir el lavado de activos y prevenir el consumo de drogas.
La Unasur también pretende que el organismo tenga una "identidad suramericana" para negociar estrategias en bloque con la Unión Europea o los países asiáticos, más allá de los acuerdos bilaterales con Estados Unidos.
Durante la redacción del texto afloraron diferencias de enfoque en la materia, tales como si el narcotráfico debe ser combatido por la Policía o por las Fuerzas Armadas, como sucede en Colombia donde, según las autoridades, las guerrillas se financian con la cocaína.
Bolivia se opuso a incluir en el estatuto el tema de los cultivos de hoja de coca, que defiende como parte de su identidad cultural, y que diferencia de la cocaína. El documento suscrito este viernes deberá ser ratificado por los presidentes de la Unasur para que entre en vigencia.
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