El martes pasado, comimos en el famoso restaurante Hermanos Rogelio, del barrio de Alcaravaneras de Las Palmas de Gran Canaria, un grupo de amigos, la mayoría de ellos dirigentes del mundo vecinal de la capital y de las medianías.
Estaban: María de los Ángeles, Roque, Andrés, Matías, Tino, Pepe Esteban, Mario y Antonio, a todos ellos, les tengo que dar las gracias, porque con sus palabras me hicieron ver algo que, hoy por hoy, tengo muy claro: por encima de los partidos políticos, están las personas, los vecinos, y con ellos estos dirigentes de colectivos vecinales, que sin recibir nada a cambio, sino todo lo contrario, teniendo que pagar a veces de sus bolsillos las acciones que valientemente acometen contra las injusticias de la maquinaria administrativa y política, tienen encima que aguantar todo tipo de incomodidades y presiones derivadas de su actividad vecinal.
Todos los presentes, nos despachamos a gusto, ¡valga la expresión!, con nuestras exposiciones y discursos, porque todos estábamos en la misma clave:
La sociedad grancanaria se tiene que vertebrar y volver a rearmar en los valores clásicos del ser humano: la honradez, la solidaridad, la tolerancia, la generosidad y tantos otros, que por desgracia para nosotros, se han perdido y no tenemos mas remedio que recuperar, si queremos salir de este pozo sin fondo que es la situación actual, donde, por poner un ejemplo, nuestra Capital, roza ya los 60.000 desempleados y el dato sigue creciendo.
Familias enteras que sufren después, con los retrasos administrativos de todas las entidades públicas, ¡que aquí no escapa ninguna!, para recibir las ayudas contempladas en los distintos planes de los Servicios Sociales, pero que cuando llegan, a los seis meses por lo general, la situación se ha convertido en irreversible.
Ahora lo veo claro de nuevo: el movimiento vecinal de Gran Canaria, vuelve a caminar con paso firme y discurso unificado, para retomar la iniciativa y el protagonismo que le corresponde, como verdaderos representantes de la sociedad civil.
A lo largo de la comida, se pusieron sobre la mesa muchísimos temas: La formación de nuestros menores y jóvenes, su preparación, una cuestión que preocupa ¡y mucho! A María de los Ángeles. La lucha continua por las infraestructuras de los barrios. ¡Cuantas promesas incumplidas! ¡Cuantos contratos con los vecinos sobre papel mojado! ¡Cuanta mentira, hablando claro! Pero se acercan unas nuevas elecciones y ahora habrá que pasar factura, habrá que preguntar por todo eso, habrá que mirar para atrás, como dice mi amigo Tino.
La experiencia de tanto desengaño vivido con anterioridad, no hacen mella en la moral de Matías o de Andrés, son verdaderos luchadores, puntales cada uno en su barrio, y los éxitos logrados en sus batallas por los demás, pesan mas que las derrotas de una mentira de campaña electoral, o de un contrato incumplido o una promesa rota. Son gente curtida. Son mi gente, nuestra gente.
Roque es el hombre que se ha echado el movimiento vecinal a sus espaldas y lo ha conseguido levantar y movilizar, Mario sigue siendo la voz de la experiencia y del político honesto y de casta, los dos, comprometidos hasta el final con los vecinos y con la sociedad.
Antonio y Pepe Esteban, gente moderada y noble, preocupados con la deriva de todo lo que traen estos tiempos de turbulencia y pobreza, que tumban primero a los que menos tienen.
Parece que el manifiesto que en días pasados se presentó en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, viene cargado de razón y en bastante sintonía con lo hablado en nuestro almuerzo. Dice su encabezamiento:
“El deterioro político e institucional de Canarias se refleja en el creciente alejamiento de la población de la cosa pública y el empeño de ciertos núcleos de intereses privados en alentar los enfrentamientos interinsulares y otros atavismos que también ensombrecen el futuro. Por esa razón, los abajo firmantes nos hemos decidido a elaborar desde la sociedad civil éste MANIFIESTO”
Gracias amigos, cuenten conmigo.
¡¡¡Habrá que hacer algo!!!
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