Girona, 21 de septiembre de 2010 | Cartas al Director |Jesús Domingo Martínez
El viaje del Papa a Inglaterra, que se presentó sin duda como una de las peregrinaciones apostólicas más esperadas de este pontificado, alcanzó pleno sentido en la beatificación del cardenal Newman, quien con su ejemplo de integridad y santidad de vida, sus escritos y sus obras, sigue siendo fuente de inspiración para la Iglesia y la sociedad en tantas partes del mundo. Aun que por desgracia hay gente incapaz de analizar serenamente la realidad, que han vuelto a la carga intentando enturbiar el viaje del Papa con informaciones manipuladas sobre los casos de abusos sexuales cometidos hace décadas en el seno de la Iglesia, al hilo de las explicaciones ofrecidas, en este caso, por las autoridades de la Iglesia Católica en Bélgica.
No resta un ápice la gravedad y la responsabilidad de cada uno de los delitos que se han cometido por miembros de la Iglesia, pero conviene recordar que se trataría de un porcentaje ínfimo sobre un drama que afecta a la sociedad entera. Lejos de esconderse o de dedicarse a difamar a otros, la Iglesia está dando una lección acerca de cómo proceder ante la delicada situación. Con motivo de este viaje, el mismo Papa ha vuelto a pedir perdón a las victimas y a que se pongan los medios para compensarlas. ¿Están otros sectores sociales en condiciones de poder decir lo mismo?
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