· Mañana, martes 8, en el Alfredo Kraus y el miércoles 9 en el Auditorio de Tenerife Adán Martín
· La pianista rusa interviene en las obras de Schumann y Brahms
· El concierto comienza con la Obertura El Holandés errante, de Wagner
Las Palmas de GC, 7 de febrero de 2011 | Cultura | Gabinete de Prensa.
El 27 Festival de Música de Canarias inicia su última semana de programación con los dos conciertos que ofrecerá la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Bajo la batuta de su titular Pedro Halffter, la formación grancanaria contará mañana, martes 8 de febrero, en el Auditorio Alfredo Kraus, y al día siguiente, el miércoles día 9, en el Auditorio de Tenerife Adán Martín, con una solista excepcional, la pianista moscovita Elena Bashkirova, que acompañará a la orquesta en el Concierto para piano y orquesta en la Menor op. 54, de R. Schumann, y el Cuarteto para piano y cuerdas nº1 en Sol menor, op. 25, de J. Brahms.
Este concierto inicia la velada con El Holandés errante (Obertura), de R. Wagner (1813-1883), primera obra que marcaría la nueva y definitiva dirección de Wagner hacia el drama musical soñado e ideado por el compositor alemán. Para el autor del programa de mano de este concierto, Sebastián León, El Holandés errante fue el primer capítulo de una autobiografía musical que cerró con las últimas notas de Parsifal. Sin embargo, la obra fue un fracaso. Su excesiva solidez dramática, algo tétrica y un potente colorido orquestal no fueron del agrado del público. La Obertura de El Holandés errante es una obra magnífica, agrega León, e indudablemente representa un gigantesco paso adelante en la evolución de uno de los más eminentes compositores de la historia.
El Concierto en La menor op 54 es una de las obras maestras de Robert Schumann (1810-1856). Catalogado como el gran poeta del piano, más que ningún otro músico romántico, excepto Chopin, esta creación pianística totalmente interior, está alejada del dramatismo de los conciertos beethovenianos como del virtuosismo puro perseguido en la época. Para Sebastián León, el piano no se opone a la masa orquestal sino que se integra en ella, el dialogo con cada grupo de instrumentos, y la orquestación, con la transparencia de música de cámara, excluye cualquier voluntad dominadora del solista.
Con esta obra Schumann finaliza con cuatro años de intervalo un proyecto fantástico y genial para el piano universal.
Este concierto concluye con una obra de Johannes Brahms (1833-1897), el Cuarteto para piano y cuerda nº 1 en Sol menor, Op. 25 (arreglo para orquesta de Arnold
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