Palafrugell (Girona), 17 de febrero de 2011 | Cartas al Director | José Morales Martín
En contra de un Pacto por la Competitividad están las centrales sindicales, porque consideran que será muy perjudicial para los trabajadores. A eso ¿qué dice Zapatero? En una especie de limbo o término equidistante, el Gobierno, que entiende que la revalorización de los salarios debe estar vinculada a la inflación prevista para poder mantener el poder adquisitivo, pero que también se tiene que incorporar “mejor” la productividad. En Europa, como incidió el Banco de España, la mayoría de los países de la zona euro han cambiado el modelo de fijación de salarios relacionado con los precios. En cambio, España conserva una tozuda rigidez, como el que la mantiene en un modelo de negociación colectiva que lastra a las empresas y, por ende, al empleo. La fórmula más equilibrada pasa por vincular los sueldos al balance de las empresas. Se permite así la necesaria flexibilidad y que las compañías dispongan de instrumentos para recomponer sus cuentas y afrontar en mejores condiciones las coyunturas. Es cierto que este modelo requeriría de algún elemento corrector para casos excepcionales en los que el poder adquisitivo de los trabajadores se viera muy quebrantado.
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