A Coruña, 13 de marzo de 2011 | Cartas al Director | Suso do Madrid
La cifra absoluta de desempleados inscritos en el INEM en febrero pasado es de 4.779.894 de personas. Descontados los demandantes de empleo con condiciones especiales, queda la cifra que vende el Gobierno de 4.299.263 parados. Cualquiera de las dos cifras es dramática y confirma los peores pronósticos: que 2011 va a ser un año terrible para el empleo y que la reforma laboral de 2010 es inútil si la economía, en su conjunto, no crece. El problema del paro se apalanca a la crisis general de la economía española, golpeada por el aumento de los impuestos, el incremento de la inflación y el miedo de los ciudadanos a perder su empleo. El recorte de salarios a los funcionarios ha retraído su importante fuerza de consumo y la escalada de precios debilita progresivamente las economías familiares, aunque desde el Ministerio de Economía se diga, con absoluta falta de empatía, que las familias españolas “son ricas”. No hay condiciones para crear empleo, y sí para que el paro registrado se aproxime a esa cifra escalofriante de cinco millones de parados. El entonces ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, descartó en enero de 2009 que se llegara a los 4 millones de parados, y en septiembre de ese año, que se alcanzara la tasa del 20 por ciento de paro. Ya se han superado ambos datos, y la evolución de la economía solo apunta a un empeoramiento.
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