Palamós (Girona), 16 de marzo de 2011 | Cartas al Director | Xus D Madrid
El Gobierno ha justificado el recorte de la velocidad -110 km/h por autopistas y autovías- en virtud de un plan de ahorro energético, motivado por las revueltas árabes y el encarecimiento del petróleo, y también por sus positivas consecuencias sobre la seguridad vial. Durante los días previos a la aplicación se ha demostrado, con estadísticas en la mano y a través de estudios y pruebas de conducción, que la nueva limitación no lograría los resultados anunciados. Ni se ahorrará combustible y, según la experiencia de 1976 cuando se bajó a 100 km/h, la siniestralidad tampoco mejorará. En aquel año hubo 245 muertos más, se decía.
Aunque en este caso el Gobierno prefiere la retórica a las cifras, la realidad de los datos es que en los últimos años los españoles hemos conducido más despacio, pero al mismo tiempo ha crecido el consumo de carburante y el número de víctimas. En 2004, la velocidad media fue de 117,20 km/h, con 7.538 víctimas y un consumo de 29,8 millones de toneladas. En 2007, fue de 116,50 km/h, 8.442 víctimas y 32,5 millones de toneladas. También se ha demostrado, además, empíricamente que los motores del siglo XXI gastan más combustible a 110 que a 130. Los días que llevamos desde la aplicación del 110 nos están dando la razón.
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