lunes, 25 de abril de 2011

PLAN alerta de que las comunidades fronterizas de Liberia están al límite por la acogida de refugiados marfileños

La organización internacional de protección de derechos de la infancia


Cerca de 150.000 personas han huido hasta la fecha a Liberia por los enfrentamientos en Costa de Marfil. Dos tercios de los refugiados en el país vecino son mujeres y niños.


Las diferencias étnicas entre los refugiados de Costa de Marfil dificultan la vida en común en los campamentos habilitados en la frontera. Muchos marfileños prefieren buscar refugio en las casas de liberianos afines a su tribu.


PLAN, presente en Liberia desde 1982, ha puesto en marcha un programa de emergencia en la frontera para atender hasta 25.000 menores y sus familias, tanto refugiados marfileños como liberianos. Casi seis mil menores se han beneficiado hasta la fecha de proyectos de escolarización que incluyen, desde capacitación de profesores bilingües que enseñen a los menores francoparlantes de Costa de Marfil, hasta el reparto de kits educativos.

Madrid, 25 de abril de 2011 | Solidaridad | Gabinete de Prensa.

La capacidad de recepción de refugiados de la frontera de Liberia con Costa de Marfil está al límite. PLAN, organización internacional de protección de la infancia ha puesto en marcha un proyecto para atender a los marfileños que llegan después de recorrer cientos de kilómetros a pie.

En los condados de Nimba y Gran Gedeh en Liberia, donde una quinta parte de la población son marfileños refugiados, un gran porcentaje de ellos se muestra reticente a instalarse a los campamentos de ayuda humanitaria. La mayoría de los refugiados marfileños pertenece a la tribu Yakuba o a la Baulé. Tribus que tradicionalmente no conviven juntas.

La rivalidad entre estas tribus tiene, entre otros, un origen político. Outtara representa a una de las tribus más numerosas del país mientras que Gbagbo forma parte de una minoritaria.

Muchos de los refugiados se están instalando en comunidades cercanas dentro de la misma Liberia donde se habla su mismo idioma y que están formadas por tribus afines a la suya: la tribu liberiana Gio acoge a la tribu Yakuba y la Khran, a la Baulé.

“Existen tensiones étnicas entre nosotros y los rebeldes. Cuando llegaron a nuestra comunidad nos preguntaron a qué tribu pertenecíamos porque nosotros veníamos de una zona que votó a Gbagbo. Ellos eran de una tribu diferente y eso nos causó problemas. Tuvimos que escapar, no podíamos quedarnos ahí o nos podrían haber matado”, cuenta Gervait, un refugiado marfileño que llegó a Liberia hace apenas unos días, al equipo de PLAN en el terreno.

Con la llegada masiva de refugiados, en las comunidades de acogida en Liberia se están agotando los alimentos y otros recursos lo que aumenta aún más las tensiones entre tribus. “El pueblo liberiano está feliz de acoger a los refugiados marfileños. El problema es que no hay comida suficiente para todos. Yo he llegado a ver cómo en la casa de una familia se alojaban hasta 65 refugiados que dormían en el suelo, en cualquier rincón”, cuenta Naomi Walker, encargada de comunicación de PLAN Liberia. La mayoría de las familias de estas comunidades de Liberia sobreviven gracias a la agricultura de subsistencia.

La bienvenida que la población liberiana está dando a los refugiados del país vecino se entiende dentro del contexto de las guerras civiles de Liberia -entre 1989 y 2003- cuando muchos liberianos buscaron refugio en Costa de Marfil.

Los hombres, mujeres y niños que huyen de Costa de Marfil arrastran además graves secuelas psicológicas de la huida. Berenger Berehoudougou, especialista en desastres del área del Oeste de África de PLAN, cuenta la historia de Felicité a quien conoció durante su visita al terreno. Esta marfileña de 30 años llegó a Liberia completamente desnuda, llevando consigo a tres niños menores de seis años. Tuvo que recorrer 250 kilómetros a pie selva a través. En el camino fue asaltada por ladrones que incluso le robaron la ropa. Felicité ahora vive en el pueblo de Grand Gedeh, en Liberia, una localidad que ha visto quintuplicarse su población: de 1.800 habitantes a 10.400. Dos tercios de los nuevos habitantes son mujeres y niños.

“Los niños son especialmente vulnerables al haber sido testigos de la violencia y los ataques contra miembros de su familia. Su protección, especialmente la de aquellos menores que han cruzado la frontera solos es crucial para mantener el equilibrio en las comunidades de acogida”, explica Concha López, directora general de PLAN en España.

El trabajo de PLAN en Liberia PLAN está poniendo en marchan programas de emergencia en los condados de Nimba y Grand Gedeh para trabajar con la población refugiada y local. Cerca de 5.800 niños y niñas, de los cuales 4.500 son refugiados marfileños y 1.300 son menores liberianos, ya se han visto beneficiados por el trabajo de la organización internacional de protección de la infancia y está previsto que a lo largo de los próximos ocho meses, estos programas lleguen a más de 25.000 niños, niñas y sus familias.

PLAN trabaja para que tanto los niños como las niñas puedan volver al colegio cuanto antes. La educación es una importante herramienta de protección que disminuye el riesgo de que los menores refugiados sean rechazados por las comunidades o que los niños y jóvenes sean objeto de tráfico. Con este objetivo, la organización busca aumentar el número de refugiados y liberianos que reciben educación primaria a través de la capacitando de profesores locales y contratando profesores bilingües que puedan atender las necesidades de los menores francoparlantes de Costa de Marfil.

Asimismo, se está repartiendo kits escolares y localizando, con la ayuda de los niños y las niñas de las comunidades, a menores que no asisten a la escuela. Se trabaja también con las familias refugiadas, explicándoles la necesidad de escolarizar a sus hijos para que puedan continuar con su educación y normalizar su situación tras la huida del país.
La organización internacional ofrece, además, a los jóvenes marfileños y liberianos de entre 15 y 24 años formación profesional para permitirles tener autonomía económica y alejarles del riesgo de ser reclutados como soldados.

Por otro lado, PLAN también está facilitando el acceso al agua potable y está instalando letrinas en las diversas comunidades.

PLAN ha desarrollado proyectos de educación en emergencias como la del tsunami del Sudeste Asiático, el terremoto de Haití, las inundaciones de Pakistán y Burkina Faso o las guerras civiles de Liberia y Sierra Leona.

PLAN está presente en Liberia desde 1982. Los disturbios sociales forzaron a PLAN a cerrar su oficina en el país en 1993 hasta el año 2006. Desde entonces la organización internacional apoya el crecimiento, desarrollo y bienestar de los niños afectados por la guerra a lo largo de 77 comunidades del país. Antes de la llegada masiva de refugiados desde Costa de Marfil, PLAN no desarrollaba ningún programa en la zona fronteriza. Sin embargo, PLAN Liberia ha decidido asistir a las comunidades más afectadas en materia de educación y protección infantil.

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