Bogotá (Colombia), 4 de mayo de 2011 | Política | Agencias.
La actual ministra de Educación y ex presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, María Fernanda Campo, será la alcaldesa de la capital durante los tres meses de suspensión de Samuel Moreno.
Juan Manuel Santos optó por una persona que conoce la ciudad a fondo y es de su total confianza. Técnica más que política, Campo tendrá ante sí la ardua tarea de sacar una serie de licitaciones multimillonarias de forma limpia, como la recolección de basuras, al tiempo que desarrolla las obras mal hechas y demoradas que estaban en marcha y que son un obstáculo a la movilidad.
Para el Polo Democrático, perder de esta manera el cargo más relevante que ocupaban puede ser la estocada final de cara a los comicios de octubre. Si ya venía herido de muerte tras la detención del ex senador Iván Moreno, la suspensión de su hermano Samuel deja en cuidados intensivos al partido que hizo del combate contra la corrupción su principal bandera.
Aunque buena parte de sus dirigentes han venido alegando en los últimos meses que todas las informaciones que involucraban a los nietos del general Rojas Pinilla eran producto de una implacable persecución política, la opinión pública no parecía pensar lo mismo. En la última encuesta que analizaba la labor de los burgomaestres del país, el bogotano continuaba al frente de los peor valorados: apenas rozaba el 25% de aprobación.
Quizá dicha mala imagen o ser conscientes por primera vez de que esa actitud sólo conducía al abismo haya aconsejado a los dirigentes del Polo cambiar de estrategia y esta vez solicitar a Samuel Moreno que abandone el cargo en lugar de emprender una batalla postrera por mantenerlo contra viento y marea.
La ministra María Fernanda Campo.
“El Polo Democrático Alternativo ha tomado la determinación de solicitarle al alcalde mayor de Bogotá renunciar. El partido asume la responsabilidad política por la crisis en la que estamos sumidos en la actualidad”, dijo Clara López, presidenta de dicha entidad y ex secretaria de gobierno de Bogotá, así como una de las más incondicionales defensoras de su antiguo jefe. Y no sólo eso.
De manera sorprendente, le solicitan a Moreno que afronte las consecuencias “políticas y legales” que entrañen su caso. Un giro radical que el alcalde no parece dispuesto a escuchar puesto que anunció esta tarde que presentará una tutela contra el cese que decretó el Procurador General. “Me parece muy grave la medida, porque esta es arbitraria”, dijo. En su opinión, los delitos que le imputan “no están contenidos en mis funciones como alcalde mayor”.
Su estéril resistencia sólo logrará abrasar aún más su mala imagen, ya que ahora ni siquiera contará con el respaldo del aparato de su partido.
La salida por presunta corrupción del alcalde y el salto mortal que pega la cúpula del Polo, vienen a darle la razón a Gustavo Petro, su antiguo candidato a la presidencia y la persona que denunció hace meses, en rueda de prensa, las irregularidades de la administración capitalina. La actitud que tomó entonces el Polo, de cerrar filas entorno a los Moreno y considerar a Petro un traidor, le hizo abandonar la organización para crear un movimiento independiente.
A sólo seis meses de las elecciones locales, el futuro del único partido de izquierdas que tiene representación en el Legislativo es incierto. No cuentan con un candidato popular para Bogotá dispuesto a lanzarse a una conquista que se antoja imposible, la división interna es profunda y su credibilidad está por los suelos.
Con un Carlos Gaviria sin ganas de volver a la arena, con la reciente negativa de José Vicente de Roux para aspirar a la alcaldía, no parece que la persona más adecuada para liderar la recuperación sea Clara López, durante dos años la mano derecha del alcalde y quien negó siempre, pese al cúmulo de evidencias, que hubiera la menor mácula en su gestión.
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