A Coruña, 9 de junio de 2011 | Cartas al Director | Suso do Madrid
Son bien conocidos los problemas que encierra el gigante asiático, que mientras deslumbra al mundo con su poder económico mantiene el sello de una férrea dictadura comunista donde el respeto a los derechos humanos brilla por su ausencia. La libertad religiosa no escapa a esta penosa situación.
Sigue siendo una tarea ardua conseguir que la Iglesia pueda desarrollar libremente su misión, y que tanto la Iglesia como la comunidad política, desde la independencia y la autonomía que les corresponden, puedan trabajar conjuntamente al servicio del bien de los hombres.
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