A Coruña, 29 de junio de 2011 | Cartas al Director | Suso do Madrid
El oportunismo propagandístico de la progresía española no conoce límites. No hace muchos días hemos conocido que el más alto Tribunal Europeo ha dictado a favor de la presencia de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos, lo que ha provocado una incontenible reacción de quienes pretenden que el sistema educativo en España sea patrimonio del Estado. De un Estado que no contento con intervenir en la iniciativa privada de los ciudadanos también propone modelos educativos que socavan el derecho de los padres a la educación de sus hijos según sus convicciones. Dos atentados claros son la imposición como obligatoria de una asignatura doctrinaria y la pretensión de retirar los conciertos a los centros de educación diferenciada.
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