El último estudio realizado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) revela que un 45,2% de los niños españoles tiene exceso de peso
Madrid, 13 de julio de 2011 | Salud | Gabinete de Prensa.
El cambio en los comportamientos sociales y la evolución de los hábitos alimenticios han convertido el sobrepeso infantil en uno de los principales problemas a los que ha de hacer frente el sistema sanitario español durante los próximos años. Así lo demuestran, por ejemplo, las cifras arrojadas por el último estudio de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que sitúa en un 45,2% el número de niños españoles con exceso de peso.
Esta investigación –en la que se ha evaluado a cerca de 8.000 niños con edades comprendidas entre los 6 y los 9 años- ha puesto de manifiesto que un 19% de los menores presenta obesidad, mientras que el sobrepeso alcanza al 26%.
Sobre esta base, la obesidad infantil se configura como un importante problema de salud pública en España, hasta el punto de encabezar el ranking europeo en la materia. Y es que la desproporción en el peso de los menores no sólo supone un perjuicio estético, sino que puede acarrear importantes consecuencias para la salud de quienes lo sufren tanto a corto como a largo plazo. No en vano, se sabe que el exceso de peso está íntimamente asociado con enfermedades crónicas como dolencias cardiovasculares, hipertensión, diabetes o ciertos tipos de cáncer.
Asimismo, conviene señalar que el sobrepeso y la obesidad infantil que sufre España resulta mucho más peligrosa que la que padecían los menores de hace dos décadas, no sólo por las cifras expuestas con anterioridad, sino porque conlleva complicaciones más graves que entonces.
En este sentido, a las dificultades meramente psicológicas relacionadas con la obesidad infantil –insultos, bromas o discriminaciones soportadas en el colegio-, cabe añadirle ahora la aparición de diferentes problemas cardiovasculares más propios de la edad adulta, detectándose ya casos de prediabetes tipo 2 en niños de apenas diez años.
Bajo este marco, el Instituto de Obesidad recomienda el tratamiento del problema desde un primer momento, si bien no resulta una tarea fácil. Dicho tratamiento ha de basarse, fundamentalmente, en la modificación de los estilos de vida, lo que implica una alteración de los hábitos alimentarios y físicos del menor. En este contexto, cabe señalar que cuanto mayor sea el niño, más difícil será practicar estos cambios en su conducta.
Así, la combinación de una dieta variada y equilibrada, con el aumento de la actividad física, la educación nutricional y el cambio de hábitos permitirán la obtención de unos óptimos resultados, siempre y cuando el menorcuente con el apoyo y el estímulo de su familia y de los profesionales adecuados.
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