Málaga, 1 de agosto de 2011 | Cartas al Director | Josefina Galán.
Sr. Director:
La escultura del donostiarra Carlos Lizarriturry, “El Árbol de la Vida”, ha sido la pieza elegida para representar el carácter universal y el humanismo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará dentro de unas semanas y, que como todos sabemos será presidida por Benedicto XVI. Explica su escultor: “Cuando me encargaron la escultura intenté buscar una simbología que fuese universal, que no sea solo de uno, sino de todas las diferentes culturas, y elegí por nombre “El Árbol de la Vida”, porque para mi la pieza representa el origen”. Y, prosigue “Que con esta escultura pretende transmitir diferentes emociones a quien la contemple. Debe tener muchas percepciones diferentes, la obra es tridimensional, hay que rodearla y verla desde todos los ángulos", y ha explicado también: “La escultura no puedes leerla, o sólo verla, hay que tocarla. El tacto es importante y te da más sensación de realidad, incluso más que la propia vista”.
Veo en esta elección un acierto muy significativo ya que la JMJ va a ser, precisamente eso, una explosión de vida, de alegría, de entusiasmo, de encuentro, de sentido, de amistad, de fraternidad; un canto a la familia, al matrimonio, a la fidelidad, a la alegría del corazón sano y limpio… ¡En definitiva un descubrimiento tan profundo y tan diferente de lo que ofrecen las satisfacciones materiales!
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