Telde, 03 de Noviembre de 2011 |Opinión Política |Antonio Hernández Lobo (*)
La eliminación de barreras arquitectónicas, de la comunicación, del diseño, y hasta mentales debe convertirse en el leiv motiv por el que los gestores de lo público han de trabajar para que no se sigan vulnerando los derechos fundamentales de la ciudadanía. Por poner algunos ejemplos, los bordillos tienen, por lo general una altura superior a catorce centímetros. En concreto, en muchos pasos de peatones no se ha rebajado el bordillo, y tanto farolas como señales están mal ubicadas, representando un obstáculo para el tránsito de sillas de ruedas. No digamos el estado de la mayoría de los elementos del mobiliario urbano con esquinas o aristas. Otro aspecto importante es la diferente coloración de las baldosas para que las personas con visión reducida puedan diferenciar los espacios, como por ejemplo la dirección hacia un paso de peatones. Es más, ni siquiera el tiempo para que la persona en silla de ruedas pueda cruzar un paso de peatones es suficiente, teniendo que acelerar el ritmo insospechadamente.
Los ayuntamientos, cabildos, juzgados y demás edificios administrativos forman parte de la vida cotidiana de muchos ciudadanos. Se acude a ellos para realizar trámites, pedir información, trabajar, consultar documentos o solicitar asesoramiento. Por tanto, cualquier persona debería acceder a dichas instalaciones fácilmente y sin mayor problema. Sin embargo, nuestra realidad es muy diferente. Nos encontramos con escalones, rampas que resultan peligrosas por su pronunciada pendiente y puertas no adaptadas que imposibilitaban la entrada o hacen que ciudadanos con movilidad reducida necesiten ayuda para poder acceder. Las entradas a estas instalaciones públicas, además, carecen de pasamanos que ayuden a las personas ciegas. Parece todo surrealista, pero es que encima los suelos suelen ser resbaladizos y tratados con ceras nada recomendables para el resto del común de los mortales.
El baño es un espacio imprescindible en cualquier edificio y debe permitir el acceso y el uso de cualquier ciudadano. Pues bien, suelen ser pequeños, cuando existen, y apenas entra la silla de ruedas. Se echan de menos puertas correderas, pavimentos antideslizantes, lavamanos que permitan regular su altura, barras de apoyo abatibles junto al inodoro, etc. así como letreros en braille que diferencien los baños de señoras y de caballeros para las personas ciegas y, para las personas sordas, sistemas visuales que indiquen si están ocupados o no.
La accesibilidad de guaguas debe comenzar en las paradas. Nuestras ciudades albergan infinidad de carencias en este sentido. Para la población sorda, ninguna de las marquesinas dispone de sistema sonoro para avisar de la llegada de la guagua. Además, ninguno de los paneles informativos de la parada está escrito en braille. No me gusta generalizar, pero, es que, además, los guagüeros no suelen esperar a que la persona con dificultades de movilidad esté completamente ubicada en su sitio para arrancar. Además no se proporciona ayuda al usuario en silla de ruedas tanto en la subida como en la bajada ni en la acomodación en su asiento, con la consiguiente colocación del cinturón de seguridad.
En ocasiones, las personas con discapacidad recurren al taxi. Necesitan, por tanto, un vehículo adaptado, denominado euro taxi. En nuestras grandes ciudades y zonas turísticas, aeropuertos, puertos, etc. se cuenta con este servicio, aunque en muchos casos, insuficiente. Sin embargo, el usuario ha de solicitarlo con mucha antelación e incluso en casos de urgencia no se cuenta con la disponibilidad de este servicio.
Estos y muchos más son los aspectos que se tratarán a partir de ahora en la recién constituida Comisión de Accesibilidad de la Ciudad de Telde. Una iniciativa de las concejalías de Servicios Sociales y de Obras Públicas. Estábamos convocados principalmente las personas vinculadas al sector de la discapacidad, distintos colectivos y asociaciones y la representación de las familias. Hubo unanimidad en el agradecimiento a los ediles Minerva Santana e Ignacio Serrano por tan loable iniciativa que se echaba de menos desde el propio sector.
Este foro nace con la intención de compartir las dificultades y buscar las distintas soluciones que encontramos en materia de accesibilidad en nuestra ciudad. La discapacidad como un eje transversal, no sólo dentro de la labor municipal, sino para instar a otras administraciones de las situaciones donde se siguen vulnerando los derechos de la ciudadanía en materia de accesibilidad universal. Tarde o temprano será necesario, incluso, pensar en la constitución del Consejo Municipal de la Discapacidad en nuestra Ciudad de Telde.
(*) es Consejero Portavoz de Coalición Canaria en el Cabildo de Gran Canaria y presidente de Coalición Canaria de Telde
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