Olot (Girona). 27 de enero de 2012 / Cartas al Director / JD Mez Madrid
La esperanza de un Egipto democrático tras la caída de Mubarak se desvanece. La violencia, las torturas y el férreo control que la Junta Militar realiza sobre el proceso que desembocará en las elecciones constituyen síntomas preocupantes para la “primavera egipcia”. A ello se une el brutal hostigamiento que sigue sufriendo la comunidad cristiana. Si los dirigentes no son capaces de garantizar las libertades de los egipcios el proceso democratizador estará condenado al fracaso.
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