SALT (Girona), 9 de mayo de 2012 / Cartas al Director / Valentín Abelenda Carrillo
Que sobre los musulmanes que viven en Europa, disfrutando del derecho fundamental a la libertad religiosa, se vuelquen prejuicios y estereotipos, y que se les discrimine, por ejemplo, en el ámbito laboral es, como ha puesto de manifiesto Amnistía Internacional, sin duda, lamentable y se deben tomar todas las medidas legítimas posibles para que esta vergüenza desaparezca. Pero que los cristianos tengan que, literalmente, sobrevivir en muchos países de mayoría musulmana y que se les persiga hasta la muerte a causa de su fe es algo gravísimo que se está convirtiendo en todo un genocidio silencioso. Digo esto por qué al menos otros 20 cristianos han sido asesinados en Nigeria, donde, por desgracia, ya se han acostumbrado a este tipo de barbarie que lleva la marca de la secta islámica Boko Haram. El mismo día se produjo otro atentado en Kenia.
Digo silencioso porque es una cierta cultura dominante la que en Occidente prefiere mirar para otro lado y la que no se atreve a ejercer una crítica proporcionada a la verdad de los hechos. En aras de un multiculturalismo fracasado, prefieren la corrección política y asumen la incoherencia de las dos varas de medir. Así, no es de extrañar que los grandes titulares sean para quienes lamentablemente han sido discriminados en su trabajo por el hecho de ser musulmanes y que habitualmente no haya ni una línea de recuerdo para los miles de cristianos que en el mundo son perseguidos hasta la muerte.
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