El Centro Loyola ha vuelto a la actividad en este mes de Septiembre; su última aportación a Red Anchieta, Red Ignaciana de Canarias: "la actualidad del pensamiento social cristiano en tiempos de crisis". :http://www.redanchieta.org/
Agustín Ortega (Centro Loyola e ISTIC)[1]
En el
seguimiento de Jesús y su Buena Noticia (Evangelio), santos y también
denominados padres y doctores de la iglesia, junto con otros autores o
filósofos cristianos de todas las épocas: nos han regalado un fecundo mensaje y
enseñanza o pensamiento ético-moral y social. Son ya testimonios y pensadores
clásicos, que en dialogo con lo mejor de la historia de la cultura y de la
filosofía, permanecen más vivos, significativos y actuales que nunca. Ahí
están, por ejemplo, los padres de la iglesia y el admirable San Agustín, o, ya
en la edad media, San Antonio de Padua, San Buenaventura y el genio de Santo
Tomás de Aquino. El humanismo de Tomás Moro, F. de Vitoria y la escuela de
Salamanca o F. Suarez en la moderna. Y el conocido como personalismo cristiano
(con autores como Maritain, Mounier o Rovirosa, Zubiri y Ellacuría…), al que se
adscribe el mismo Juan Pablo II, ya en la edad contemporánea Pensamiento que se
ha fecundado mutuamente con la conocida como doctrina social de la iglesia y el
Vaticano II. Y que a continuación sintetizamos, en una serie de principios y
claves éticas, sociales y políticas que son esenciales para acabar con la
crisis y la injusticia actual.
- Lo
espiritual y ético, a través de la sociedad civil y el estado o instituciones
públicas, de gobierno: debe orientar todo el proceso y dinamismo de la vida pública y social, económica y
política. La política está al servicio del bien común, estos es, para realizar
las condiciones humanas y sociales que desarrollen integralmente a las personas
y pueblos. Donde la política económica debe servir a la satisfacción de las
necesidades básicas y esenciales de las personas, de las comunidades y países.
Como se observa, la vida, dignidad y derechos de las personas están por encima
de cualquier política y economía, que debe servir a todos los seres humanos. De
lo contrario, se convierten en los ídolos del poder y la riqueza, que
sacrifican la vida de las personas y pueblos en el altar del mercado o del
estado.
- Los bienes y
recursos son dados para toda la humanidad y, por tanto, tienen un destino común
y universal para todos los seres humanos, que está por encima de la propiedad
(privada). La justa distribución de los bienes es el principal derecho, al que
está subordinado el derecho propiedad, que no es absoluto e intocable. La
propiedad tiene un carácter social, y solo es legítima (moral) en la medida que
procura este destino y uso universal de los bienes.
- De ahí que
la riqueza, el ser rico es inmoral e inhumano. Ya que lo ético y humano o
solidario es el compartir los bienes, no solo de lo que nos sobra (lo
superfluo) sino hasta de lo que necesitamos para vivir. Por eso, al compartir y
distribuir los bienes con los pobres:
les restituimos en justicia lo que les pertenece y es suyo, no nuestro, debido
a su dignidad y derechos violados. Así, los pobres o los que ejercen la
solidaridad con los pobres, por su misma necesidad y derecho a la vida: pueden
tomar los bienes de los otros, sin que sea considerado robo o ilegal. Al
contrario, es moral y su derecho el apropiarse de los bienes de los otros y que
se encuentran en la sociedad, cuando así lo exige su necesidad y vida digna
amenazada.
- Este destino
y socialización comunitaria de los bienes y recursos se ejerce, en especial, en
la vida económica y laboral. Mediante la
prioridad del trabajador-a y su dignidad por encima del capital. Con unas
condiciones socio-laborales decentes, por ejemplo, un salario justo para el
trabajador-a y sus familia. A través de la socialización, co-gestión y
co-propiedad de los medios de producción y de la empresa, en una economía
social y democrática. Y demás mediaciones para una democracia económica.
- Asimismo, es
inmoral toda especulación económica (financiera y bancaria, inmobiliaria y
comercial…) y usura, donde haya créditos, hipotecas, intereses, etc. abusivos,
especulativos e injustos. La economía -con el comercio y las finanzas- debe ser
real, no especulativa, al servicio de la creación de empleo y del desarrollo
social y sostenible.
- La autoridad
primera reside en las personas y pueblos. Y cuando las leyes y gobernantes no
sirven al bien común, a dichos principios éticos expuestos: la sociedad civil
tiene el derecho y el deber moral de destituirlos; y de esta forma, dotarse,
pacíficamente, de otros gobiernos y leyes. Una ley y gobierno que no promueva
la justicia y la paz puede ser legal, pero no es legítimo, no es moral ni
democrático.
Dicho pensamiento tiene en la actualidad un alcance y significado global, planetario, como corresponde asimismo al amor cristiano que es universal y mundial, sin fronteras. Y que como se observa, al igual que ha hecho la doctrina social de la iglesia: deslegitima éticamente la ideología inhumana del neo-liberalismo y el inmoral sistema capitalista, hoy global. Nuestra esperanza de que lo prosigamos, en memoria de esta pasión por la justicia, la paz y el desarrollo sostenible. Frente a esta crisis capitalista y cualquier otra injusticia.
CENTRO LOYOLA |
[1]
Subdirector del Centro Loyola (Las Palmas) y Profesor en el ISTIC (Departamento de Praxis)
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