El área de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo grancanario, que coordina Larry Álvarez, inaugura el miércoles, 26 de febrero, en la Casa de la Cultura de Telde (C/ Pablo Neruda, 1), la muestra Papeles del Viajero. La exposición, que podrá visitarse de lunes a viernes (salvo festivos), de 9.00 a 20.00 horas reúne una interesante selección de obras de artistas de prestigio internacional combinadas con las de autores nacidos o residentes en Canarias, pertenecientes a la extensa colección del Centro Atlántico de Arte Moderno.
En Papeles del viajero figuran obras de Fernando Álamo, Carmen Arozena, Ramón Díaz Padilla, Dokoupil, Juan Ismael, Eva Lootz, Manolo Millares, Salvatore Manglano Salvo, Soledad Sevilla y Augusto Vives. En total, una decena de creadores de diferentes generaciones y procedencias cuyos intereses, discursos y producciones plásticas se ponen de manifiesto en esta entrega a través del heterogéneo conjunto de piezas puesto a disposición del público.
Es la sexta vez que la citada exposición, que permanecerá abierta hasta el 14 de marzo, se exhibe, tras su paso por Tejeda, Gáldar, San Bartolomé de Tirajana, San Mateo y Santa María de Guía, dentro del conjunto de muestras que integran la oferta del circuito itinerante de artes plásticas denominado Gran Canaria en Vivo, coordinado por el Departamento de Artes Plásticas del Cabildo grancanario.
La obra más antigua de la selección es una pieza sin título de Manolo Millares realizada en 1960, en el contexto de la producción de una carpeta para el mítico grupo de arte El Paso, del que Millares fue miembro activo. La más moderna, denominada Café Marocaih, fue elaborada por Fernando Álamo en 2001.
Integrada por obras creadas en soporte de papel y realizadas con distintas técnicas (dibujo, grabado, serigrafía o collage, entre otros procedimientos), la exposición se articula con un carácter eminentemente didáctico con la finalidad de acercar el arte contemporáneo a un público amplio.
El CAAM posee más de 900 obras en papel custodiadas en su depósito, entre las que se hallan gráficas realizadas en litografía, xilografía, serigrafías, puntaseca o bosquejos abocetados y dibujos en grafito, pastel o plumilla, así como aguadas en gauche, acuarela, acrílicos o tintas. Y ello sin olvidar el collage, el signo de la mentalidad fragmentaria que distingue -según pensadores como Kevin Power- el pensamiento de la cultura del siglo XX y el XXI.
La obra sobre el soporte papel ha estado presente en la historia del arte desde la creación de los primeros papiros egipcios. Desde entonces, el papel ha sido un soporte en el que los creadores artísticos han dejado plasmadas sus obsesiones, experimentaciones o búsquedas visuales con el desenfado de un cuaderno de bitácora, de un libro de apuntes, de un bloc de notas… Son como las anotaciones de viajes de antropólogos y panhumanistas de siglos pasados -claro está, antes del uso normalizado de la fotografía, el cine documental y el documento videográfico-, pero que nos descubren a los artistas en su lado más frágil, sincero o descuidado, a la vez que más íntimo o meticuloso.
Por ello, la obra artística sobre el soporte papel tiene ese valor añadido de rareza primaria, germinal; como brotes de unas ramificaciones que en la distancia del tiempo, nos desvela una enredadera de la que ya se vislumbran sus primeras flores.
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