Cáceres (Extremadura), 2 de mayo de 2014 / Carta al Director / Juan García Rodriguez
La Iglesia ha superado, desde hace mucho tiempo, el reto de la transparencia en sus cuentas y la comunicación pública del balance de sus resultados. Por más que se quiera relacionar a la Iglesia con privilegios antiguos, es la institución social que con más claridad gestiona sus ingresos y explica sus gastos. Un balance de resultados que es un ejercicio añadido en la responsabilidad de hacer posible su misión en la sociedad, de hacer posible el Evangelio y el encuentro con Jesucristo, que trae la vida integra.
Como muy bien ha recalcado esta mañana el Vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal española, Fernando Giménez Barriocanal, los números de la Iglesia son vida y la vida de la Iglesia no es ajena a la realidad social y a la situación de crisis económica. En los últimos años se ha incrementado en más de un 50% los recursos destinados a paliar la pobreza. Cáritas es el rostro y las manos de una Iglesia que está presente allí donde se la necesita.
El ahorro de la Iglesia al Estado supera, sólo en la educación, cerca de 4.400 millones de Euros. El aumento del número de declarantes a favor de la Iglesia y el destino de lo recaudado a través de la asignación tributaria redunda en beneficio de todos. Cada euro que se entrega a la Iglesia, a precio de mercado, rinde más del doble. Todo lo que la Iglesia tiene lo da sin reservas.
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