Girona (Cataluña), 5 de julio de 2014 / Cartas al Director / Jesús D Mez Madrid
En la festividad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, el Papa Francisco nos invitaba a no tener miedo. Resuenan en nosotros, decía, las palabras del apóstol de los gentiles, san Pablo, recordándonos que el verdadero refugio es nuestra confianza en Dios y las inolvidables e interpeladoras palabras que marcaron el pontificado de san Juan Pablo II, pidiéndonos que no tuviéramos miedo, que abriéramos las puertas a Cristo.
En particular, el Papa Francisco se ha dirigido este domingo a los obispos y les ha preguntado exactamente por esto. ¿Tenemos miedo? ¿De qué tenemos miedo? Y si lo tenemos, ¿qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros? ¿Buscamos tal vez el apoyo de los que tienen poder en este mundo? ¿O nos dejamos engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos, y allí nos parece estar a salvo? ¿Dónde, en definitiva, ponemos nuestra seguridad? Preguntas que sin duda podemos hacérnoslas todos la cristianos y, por qué no, todos los hombres.
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