Girona (Cataluña - España), 21 de abril de 2015 / Cartas al Director / Jaume Catalán Díaz
No sorprende que los principales problemas señalados, en el último barómetro del CIS, sean el paro y la corrupción, a pesar de la mejora de la economía y de las fuertes medidas adoptadas por el gobierno contra las actitudes fraudulentas.
En cambio llama la atención que apenas preocupe la crisis de la educación y el fracaso escolar, denunciados por la mayoría de los sociólogos como uno de los aspectos más negativos de nuestro tiempo, lo mismo pasa con los niveles de degradación de la familia.
Desde el punto de vista ideológico, el CIS muestra que cada vez hay más españoles identificados con posiciones de centro, esa especie de campo neutral que, curiosamente, buscan afanosos casi todos los partidos, pero sin querer “mancharse” con pactos de gobierno que harían más creíble su capacidad de moderación o de acuerdo. En suma, ni el barómetro famoso ni las encuestas nos sacan de la espesa nebulosa que envuelve las próximas elecciones, mientras los políticos no parecen sentirse demasiado obligados a tender puentes para acercarse a ese ideal de consenso básico que quisieran los votantes.
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