Girona (Cataluña - España), 26 de abril de 2015 / Cartas al Director / Jesús Domingo Martínez
Las dudas del Partido Popular, que le han llevado a renunciar a su prometida reforma de la ley del aborto, que ha cristalizado en un mero retoque estético al incorporar la necesidad de que las menores de edad cuenten con el respaldo paterno para abortar, proceden de la pérdida del sentido del deber y de la solidaridad y la tendencia a ofrecer el “paraíso” o al menos una cierta felicidad a través del placer. Si el Partido Popular no se ha atrevido a cumplir su promesa, es en parte porque detecta la deriva de nuestra sociedad en esta materia, pero también porque en su propio seno existen discrepancias sobre el valor y dignidad de la vida humana. Ese ha sido el principal escollo que ha impedido el necesario consenso interno que hubiera situado a España en la vanguardia de la protección del “nasciturus”. La pregunta que ahora se plantea es qué planteará el PP en su próximo programa electoral en esta materia, para afrontar sus propias contradicciones.
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