San Salvador, 23 de mayo de 2015 / Religión - Ética / José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, nació en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917, y fue asesinado a tiros mientras decía Misa en una humilde Capilla de un Hospital en las afueras de San Salvador, el 24 de marzo de 1980. Conocido como Monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto Arzobispo Metropolitano de San Salvador (1977-1980).
Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia católica se lo consideró un obispo que defendía la «opción preferente por los pobres». En una de sus homilías, monseñor Romero afirmó: «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación» (11 de noviembre de 1977).
El 24 de marzo de 1990 se dio inicio a la causa de canonización de monseñor Romero. En 1994 se presentó formalmente la solicitud para su canonización a su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de este proceso, monseñor Romero ha recibido el título de Siervo de Dios. El 3 de febrero de 2015 fue reconocido como Mártir «por odio a la fe» por parte de la Iglesia católica, al ser aprobado por el papa Francisco,el decreto de martirio correspondiente y promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos.
En América Latina algunos se refieren a él como San Romero de América. Fuera de la Iglesia católica, es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Comunión Anglicana la cual lo ha incluido en su Santoral.
Es uno de los diez mártires del siglo XX, representados en las estatuas de la abadía de Westminster, en Londres y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979, a propuesta del Parlamento británico.
En la mañana de hoy 23 de mayo de 2015, fue beatificado en la Plaza Salvador del Mundo. Se trata del primer salvadoreño en ser elevado a los Altares y el primer Arzobispo Mártir de América.
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