Girona (Cataluña - España), 26 de septiembre de 2015 / Cartas al Director / Jaume Catalán Díaz
El modo de vida actual, especialmente en tiempo de vacaciones, en nuestro país, que se llena de turistas llegados para disfrutar de nuestro sol y nuestra vida agradable, es esencialmente consumista y, por lo tanto, es imprescindible que cada cual vea su propia vida, si es que quiere acceder a esta conversión liberadora que propone el Papa.
Hace falta mucha sinceridad y muchos deseos de conversión para detectar cuáles son nuestros vicios, caprichos o esclavitudes. “Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la naturaleza, en la oración” (n. 223).
El Papa propone un modo de vida distinto, seguramente muy distante, de manera que seamos más sensibles a las necesidades de los demás, que estemos en condiciones de servir, que seamos capaces de crecer en la contemplación de las maravillas que Dios nos ha proporcionado, que no perdamos de vista que el trato habitual con Él en la oración es el mejor condimento para un merecido descanso. La sobriedad nos hace libres, aunque muchas veces no consigamos entenderlo.
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