Agaete (Gran Canaria - Canarias), 10 de julio de 2016 / Artículo de opinión / Fernando Báez - Sacerdote.
... y en algunos Domingos. Siempre la gallina vieja y la ya no ponedora, iba al cardero. Sobre todo a las madres, cuando daban a luz, caldito de carne de gallina, con garbanzos y fideos, pero a un servidor como que aquellas hilachas me daban asco, y prefería los jaramagos, el suero del queso de la elche de cabras, o cualquier otra cosa, y así, la gallina de regalo al médico, al maestro o al abogado como agradecimiento para pagar el favor, además del precio. Y, cuando en la Feria de San Mateo, la venta de las cabras del turno, que mi padre compraba los sábados para venderlas después de misa en la dicha feria, y si había buena ganancia, aquello se celebraba con una comida en el restaurant-tienda-bar donde servían unos garbanzos con carne, ¡que era una fiesta! Por descontado, algún Domingo, sin más caía de vez en cuando aquella gallina vieja que ya no ponía, y más que la carne, el sabor en la sopa con fideos, la misma que un servidor siempre rehuía, pues nunca fui amigo de carnes, pero es lo que había, y se mataban gallinas y baifos (de estos, al menos uno cada año, e igual que con la carne de gallina, ésta babosa por tierna, como ¡que me daba asco también, y prefería no comerlo, a pesar de que mi padre, proveniente de Arteara, (Fataga [Tirarajana]), los preparaba que era un primor, sin que mi madre mediara o metiera mano en el guiso, pues lo suyo era heredado de sus muchas hermanas y madre (mi abuela paterna Adelaida Vera Araña). Total, que entre gallinas y las cabras, transcurrieron los mejores años de la vida de uno, que hoy mirando atrás con nostalgia, pasan esos jirones de la Historia que se fue.
El Padre Báez, nostálgico por tiempos idos donde las cabras junto con las gallinas, formaban parte de la vida, ocupación, economía y tradición. Justo el puesto que ocupan hoy los perros, era el que tenía las cabras (y gallinas). Eso sí, fuera de casa, en la choza, cueva, corral, alpendre o al intemperie, arrimada a un risco o zoco. Es lo que había, y había trabajo, y había comida; ahora sin cabras y sin gallinas, paro y hambre, sin Historia y matando la tradición por plantar pinos, que nos matan aún más a hambre.
Hoy hace 55 años, tal día como hoy, fue ordenado sacerdote el Rvdo. Don Juan Antonio Santamaría, el tantas veces citado en mis comentarios con los suyos respecto a los míos; todos nuestros lectores le felicitan y los creyentes damos gracias a Dios y rezamos para que sea un santo sacerdote y siga haciendo el bien como a un servidor del cual fue profesor. ¡¡FELICIDADES, MUY DE CORAZÓN Y FRATERNALMENTE!!
Dedicado a Don Juan Antonio Santamaría Alonso, sacerdote:
“... de los presbíteros... no pienses solo en lo visible de estas personas, sino en la gracia de su ministerio. En ellos hablaste a los ángeles... Lo que has de estimar en él no es su apariencia visible, sino su ministerio...” (del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre los misterios). / “... dad gracias al Señor...” (salmo 117). / “... eres deslumbrante, magnífico...” (salmo 75) / “... no os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un recio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!...” (1Co 6, 19-20).
... y en algunos Domingos. Siempre la gallina vieja y la ya no ponedora, iba al cardero. Sobre todo a las madres, cuando daban a luz, caldito de carne de gallina, con garbanzos y fideos, pero a un servidor como que aquellas hilachas me daban asco, y prefería los jaramagos, el suero del queso de la elche de cabras, o cualquier otra cosa, y así, la gallina de regalo al médico, al maestro o al abogado como agradecimiento para pagar el favor, además del precio. Y, cuando en la Feria de San Mateo, la venta de las cabras del turno, que mi padre compraba los sábados para venderlas después de misa en la dicha feria, y si había buena ganancia, aquello se celebraba con una comida en el restaurant-tienda-bar donde servían unos garbanzos con carne, ¡que era una fiesta! Por descontado, algún Domingo, sin más caía de vez en cuando aquella gallina vieja que ya no ponía, y más que la carne, el sabor en la sopa con fideos, la misma que un servidor siempre rehuía, pues nunca fui amigo de carnes, pero es lo que había, y se mataban gallinas y baifos (de estos, al menos uno cada año, e igual que con la carne de gallina, ésta babosa por tierna, como ¡que me daba asco también, y prefería no comerlo, a pesar de que mi padre, proveniente de Arteara, (Fataga [Tirarajana]), los preparaba que era un primor, sin que mi madre mediara o metiera mano en el guiso, pues lo suyo era heredado de sus muchas hermanas y madre (mi abuela paterna Adelaida Vera Araña). Total, que entre gallinas y las cabras, transcurrieron los mejores años de la vida de uno, que hoy mirando atrás con nostalgia, pasan esos jirones de la Historia que se fue.
El Padre Báez, nostálgico por tiempos idos donde las cabras junto con las gallinas, formaban parte de la vida, ocupación, economía y tradición. Justo el puesto que ocupan hoy los perros, era el que tenía las cabras (y gallinas). Eso sí, fuera de casa, en la choza, cueva, corral, alpendre o al intemperie, arrimada a un risco o zoco. Es lo que había, y había trabajo, y había comida; ahora sin cabras y sin gallinas, paro y hambre, sin Historia y matando la tradición por plantar pinos, que nos matan aún más a hambre.
Hoy hace 55 años, tal día como hoy, fue ordenado sacerdote el Rvdo. Don Juan Antonio Santamaría, el tantas veces citado en mis comentarios con los suyos respecto a los míos; todos nuestros lectores le felicitan y los creyentes damos gracias a Dios y rezamos para que sea un santo sacerdote y siga haciendo el bien como a un servidor del cual fue profesor. ¡¡FELICIDADES, MUY DE CORAZÓN Y FRATERNALMENTE!!
Dedicado a Don Juan Antonio Santamaría Alonso, sacerdote:
“... de los presbíteros... no pienses solo en lo visible de estas personas, sino en la gracia de su ministerio. En ellos hablaste a los ángeles... Lo que has de estimar en él no es su apariencia visible, sino su ministerio...” (del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre los misterios). / “... dad gracias al Señor...” (salmo 117). / “... eres deslumbrante, magnífico...” (salmo 75) / “... no os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un recio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!...” (1Co 6, 19-20).
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