Palamós (Girona), 6 de agosto de 2017 / Cartas al Director / Xus D Madrid
Algunas personas, creyentes y practicantes, se han extrañado y han manifestado un cierto desconcierto con el cambio en las palabras castellanas de la Consagración .Y subrayo lo de “castellanas”, porque el cambio introducido no se refiere directamente a las palabras latinas que ha venido utilizando la Iglesia desde siglos y que hasta la reforma post-conciliar, eran las que oían los fieles en la Misa: se decía que la Sangre de Cristo era ofrecida “pro multis”; y así se continúa diciendo.
No han faltado artículos que, incluso han llegado a sugerir que se tiene la impresión de que el “muchos” deroga al “todos”; y llegan a insinuar que de esa forma se da la impresión de que Cristo no murió por todos, e incluso se preguntan si hay hombres y mujeres predestinados a la condenación eterna.
Nada más lejos de la realidad; y tampoco cabe en una sana lectura de esta reforma, considerarla como “una resistencia a la reforma litúrgica conciliar”.