Teror (Gran Canaria - Canarias), 18 de julio de 2015 / Cumpleaños del abuelo / Gabinete de Prensa.
El abuelo de Teror, Juan Hernández Rivero, ha celebrado su 100 cumpleaños en el barrio de Arbejales, donde nació y ha vivido casi toda su vida, rodeado de sus hijas, nietos y bisnietos. La alcaldesa, Isabel Guerra, acompañada de los concejales José Luis Báez, Sergio Nuez y Chicha González, realizaron al centenario vecino una visita de felicitación con motivo de tan importante efeméride. Actualmente, Juan Hernández es el único hombre en el municipio que supera el siglo de vida, ya que las otras tres personas centenarias son mujeres.
Juan Jesús Hernández Rivero tendría historia para escribir un libro. Con sus 100 años de edad mantiene en la memoria casi toda la historia del siglo XX, pasando por la guerra y la emigración. Juan pertenece a la generación de emigrantes terorenses que marchó a las Américas para labrarse un futuro mejor. En 1955 tomó rumbo a Venezuela desde San Isidro. Con lo poco ahorrado en los años duros de trabajo en la agricultura y la construcción, cogió el barco dejando atrás a su familia, ya que su mujer se resistía a abandonar la tierra natal. Cinco años antes, en 1950, había contraído matrimonio con Martina Déniz, con quien tuvo en ese tiempo a sus dos hijas. Hoy tiene además 6 nietos y 5 bisnietos.
El destino le llevó hasta San Antonio y La Guayra (Venezuela), donde la vida no fue tan fácil como esperaba. Primero trabajó en empleos temporales hasta que arrendó una gran finca de hortalizas para su explotación y finalmente montó una lavandería. Juan pasó 20 años fuera de su tierra y en 1975, cuando Venezuela dejaba de ser el sueño dorado de los emigrantes, regresó a su Teror natal para reencontrarse con su mujer y sus hijas, y un pais que se incorporaba a la democracia. Los ahorros que había hecho en ese tiempo los invirtió en comprar tierras y tener su propia casa.
Además de superar los duros años de emigrante, Juan sobrevivió también a uno de los momentos más trágicos de la historia reciente de España: la guerra civil. Desde 1936 a 1939 asistió en directo a la guerra fraticida, primero en Gran Canaria cavando trincheras y posteriormente en Soria y Burgos, donde permaneció tres años jugándose la vida. Finalizada la guerra, tuvo que servir dos años más, hasta que volvió a la vida civil y pudo forma una familia. Juan recuerda ahora con emoción esos momentos, pero disfruta del calor que le dan sus seis nietos y cuatro bisnietos, con la añoranza de que no pudo estar tan cerca de sus hijas siendo pequeñas.