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martes, 12 de enero de 2016

Los del Medio Ambiente Europeo...

Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 12 de enero de 2016 / Artículo de Opinión /  Fernando Baez

... no le envía en mando y ordeno al cabildo que mate las cabras, sino que opcionalmente, o más claro todavía: condicionalmente, le dice que si -atención al “si”- si quieren dinero para plantar, para que lo plantado prospere, retire las cabras de donde van a plantar, pero en ningún caso que las maten. Pasa, que en el cabildo la codicia por el dinero es tanta, que entienden mal, y dan por sentado que Europa les exige y mandan matar  las cabras, cuando es una opción, o condición (si haces esto, te doy aquello). Pues con sensatez y cordura, el cabildo debiera reaccionar así: prefiero las cabras sigan “plantadas” donde están, a plantar en su lugar lo que no va a prender; y toda vez las cabras van a volver al sitio de siempre (hay mucha gente ya dispuesta a soltar baifos en los riscos, para que se “aguanilen”, y se hagan cabras asilvestradas con el fin de reponer las sacrificadas por el cabildo impunemente maltratadas). Que no cabildo, que Europa no te manda matar cabras, sino que las controles, las retires, las desplaces, las reubiques, etc., ¡es cosa bien distinta! Todo es cuestión de diccionario (¡un poquito más de cultura, hombre por Dios!). Ya expliqué ayer, que erradicar no significa matar; sino quitar, trasladar, cambiar de sitio, etc. Pero toda vez es una mentira majadera, plantar donde ni se llega caminando, sino en helicópteros y estar apartados o lejos de cualquier observación o seguimiento, cuando nada prenda de lo plantado, culparán a las cabras de ello, cuando las cabras hacen caso omiso a todo lo que produzca resina. Así que aclarando que es gerundio (de paso algo de gramática o lenguaje, por si se enteran en el cabildo): Europa no manda matar cabras, sino que las quiten de donde plantan, algo así como si el lobo cuidara del rebaño, pero el cabildo miente culpando a las cabras de lo que el terreno y clima, no permiten: la desaparición de cualquier intento de plantar algo en piso marmóreo, ferrugiento, pétreo, sin humus o materia orgánica, etc. La única reforestación posible en el Macizo del Noroeste (Gu-Guy), la hizo un servidor con 50 jóvenes acampados en Peñón Bermejo, con otras tantas palmeras -cedidas por el Cabildo a un servidor, y llevadas por La Armada- donde siguen frondosas y elegantes precisamente al plantarlas en zona de agua, junto a la desembocadura del Barranco del lugar a donde llega el agua subterránea un tanto salobre, y la tierra es fértil, pegada a la costa donde dan sombra a veraneantes, pescadores, furtivos, turistas, senderistas, etc.

El Padre Báez, que durante 36 veranos pateó -con miles de jóvenes acampados- y conoce el Macizo del Noroeste, como la palma de sus manos. Precisamente de las correrías por el lugar surgió la inspiración para uno de mis libros, desde el tagoror del lugar, con más de 300 páginas (340): “Alma Guanche. El Tagoror Rojo”.

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“... tomad en serio vuestro proceder en esta vida...” (1P 1, 17-19). / “... escapan al monte... y se ajustan para disparar escondidos...” (salmo 10).