Madrid (España), 06 de octubre de 2014 /Historia de la música / José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
La historia de los castrátis es uno de los capítulos más tristes de la historia de la humanidad, ya que se recurría a la castración para que los varones adolescentes pudieran conservar su voz tipluda de niñez y así obtener las tonalidades agudas que se requerían, las cifras son confusas, pero algunos autores señalan que fueron castrados anualmente entre cuatro mil niños entre los años 1600 y 1800, sin embargo, tan solo unos 40, es decir un 1% llegaron a ser notorios, hoy en día no hace falta llegar a esos extremos para escuchar una voz aguda en un hombre, la prueba está en el contratenor grancanario José Antonio Betancort, uno de los pocos contratenores del panorama musical español, gracias a una técnica depurada alcanza el timbre de una soprano, lo que le permite a este contratenor isleño realizar los papeles escritos para los castratis en el barroco.
Betancort se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera, prueba de ello son los compromisos adquiridos por toda Europa, la voz de contratenor es bien acogida, lo que se debe al renacimiento de una técnica de canto que dista mucho de la que se empleaba hace unos decenios.
como cualquier otra voz, la formación técnica de un contratenor es fundamental, pero quizás sea ésta especialmente importante por lo que tiene de delicado, ya que es una voz de excepción la de los contratenores, es la más aguda dentro de las masculinas,su timbre es similar a la de una mezzosoprano, aunque algunos cotratenores llegan alcanzar el timbre de una soprano,
tras la extinción de la práctica de la castración con fines musicales, los contratenores resurgieron en pleno siglo XX como alternativa para los papeles escritos para aquellos divos del bel canto que fueron los castratis, poco a poco los contratenores van ganando su lugar en toda Europa y afortunadamente es una práctica que cada vez tiene mayor auge.