Girona (Cataluña), 28 de agosto de 2017 / Cartas al Director / Jesús Domingo Martínez
Los obispos de Galicia, a principios de mayo, dieron un paso al frente, y se adelantaron a otros episcopados, en la defensa del derecho de los padres a la educación integral y libre de sus hijos. No es éste, precisamente, un colectivo, como se dice ahora, que se mantenga en “pausa”, es decir, en silencio.
En una carta con motivo de la Jornada Interdiocesana de Enseñanza religiosa escolar, ofrecían una serie de criterios muy prácticos que sirven tanto para formar la conciencia de los fieles como para invitar a optar por la enseñanza de la religión católica para sus hijos.
Lo que destaca del escrito episcopal es su claridad de ideas. Quizá sea la nueva forma de comunicación en estos tiempos, frases directas, sencillas, casi en forma de titulares periodísticos. Y no párrafos entretejidos de citas múltiples, textos y contextos. Con once sencillos puntos y un estilo interpelador es suficiente.
Dicen los obispos gallegos que “la presencia de la Enseñanza religiosa en los centros educativos es un derecho y un deber que tenéis vosotros, los padres, reconocido en la Constitución, y que todas las autoridades educativas deben garantizaros para que podáis optar por ella con plena libertad evitando toda discriminación y en igualdad de trato que el resto de las demás asignaturas”.