Baños de Valdearados (Burgos), 11 de noviembre de 2015 / Cartas al Director / Domingo Martínez Madrid
¿Recuerdan el revuelo que un pseudo estudio de la OMS produjo hace dos semanas? Pues confirmado: la carne más sabrosa, la carne rica; todo lo que sepa bien y alegre la vida, provoca cáncer. Vivir es cancerígeno. ¡Toma buena nota! Lo dicen los sabelotodo de la Organización Mundial de la Salud. Así que, a callar. Chascarrillos aparte, está claro que la OMS no explicó bien las cosas al asociar una salchicha al cáncer de páncreas o el de colon, a la carne roja.
Lo único en lo que coinciden los especialistas, es en que el consumo diario de 100 gramos de carne roja, salchichas ricas en proteínas o tocineta aumenta el riesgo de padecer un tumor maligno. Pero si se toma carne procesada con materia prima de calidad una vez a la semana, o alguien se da un homenaje de vez en cuando con un buen filete, a ser posible de Avileña, ese peligro desaparece. Lo cual no es lo mismo que lo que ellos han dicho, echando las campanas al vuelo. Nada comparable al humo de un cigarrillo.
Es un disparate colocar la carne en el mismo saco que al tabaco, como han hecho los sabios de la OMS. Estos mismos listos que advierten de grandes plagas y nos hacen gastar miles de millones en vacunas que luego no sirven para nada. Hoy día, con los controles de calidad que existen, hay pocos alimentos que sean perjudiciales, si no se abusa de ellos. El problema está en que comemos solo lo que nos gusta y sin moderación. Lo juicioso es transitar por la justa vía de en medio. Hay excepciones, claro.
Si los burócratas de la OMS pusieran el mismo empeño en dar la batalla al hambre que en crear alarma social, habríamos acabado ya con ella. Estos señores, que no dan puntada sin hilo, a saber por qué han tocado ahora a rebato. No sé yo, no sé yo, sino nos querrán dar gato por liebre. A saber
Muy cordialmente
Domingo