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sábado, 5 de abril de 2014

“La salvación no se compra ni se vende, se regala”

Girona (Cataluña), 5 de abril de 2014 / Cartas al Director / Enric Barrull Casals

En el día que la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación, el papa Francisco  recordaba en la homilía de la misa que “el Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón” y por eso ha subrayado que solo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios.

El Santo Padre desarrolló su homilía deteniéndose en las figuras de Adán y Eva que, cediendo a la seducción de Satanás, creyeron ser como Dios. Esa “soberbia suficiente”  hace que se alejen del paraíso. Pero el Señor no los deja caminar solos, ha recordado el Papa, porque les hace una promesa de redención y camina con ellos. “El Señor acompañó la humanidad en este largo camino. Ha hecho un pueblo. Estaba con ellos”, afirmaba Francisco. Y recordó que ese “camino que comenzó con una desobediencia”, “termina con una obediencia”, con el sí de María al anuncio del ángel.

Y lo ha explicado así: “el Señor está en camino con su pueblo. ¿Y por qué caminaba con su pueblo, con tanta ternura? Para ablandar nuestro corazón. Explícitamente Él lo dice: ‘Yo haré de tu corazón de piedra un corazón de carne’. Ablandar nuestro corazón para recibir esa promesa que había hecho en el paraíso. Por un hombre ha entrado el pecado, por otro viene la salvación. Y este camino tan largo nos ayudó a todos nosotros a tener un corazón más humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan suficiente”.

Y ha proseguido: “la salvación no se compra, no se vende: se regala. Nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos: la salvación es un regalo, totalmente gratuito. No se compra con la sangre ni de toros ni de cabras: no se puede comprar. Solamente, para que esta salvación entre en nosotros pide un corazón humilde, un corazón dócil, un corazón obediente. Como el de María. Y el modelo de este camino de salvación es el mismo Dios, su Hijo, que no estimó un bien irrenunciable, ser igual a Dios. Pablo lo dice”.

Francisco ha concluido así: “hoy podemos abrazar al Padre que, gracias a la sangre de su Hijo, se ha hecho uno de nosotros, nos salva. Este Padre nos espera todos los días… Miramos el icono de Eva y Adán, miramos el icono de María y Jesús, miramos el camino de la Historia con Dios que caminaba con su pueblo. Y decimos: ‘Gracias. Gracias, Señor, porque hoy Tú nos dices que nos has regalado la salvación’. Hoy es un día para dar gracias al Señor”.