miércoles, 1 de febrero de 2012

AMEC sindicato de estudiantes: culpables, por supuesto.

La Laguna (Tenerife), 1 de febrero de 2012 / Artículo de Opinión /  Eloy Cuadra Pedrini.

Nunca pensé que tendría que retomar tan pronto el hilo de mi último artículo, “¿Eres pobre?, entonces eres culpable”, pero así es, me quedé corto con los desahuciados, los inmigrantes, las mujeres, los ancianos, los enfermos, los parados, los indignados y los sin techo, también son culpables los universitarios comprometidos. Son culpables por defender los derechos de otros estudiantes, por ejercer su derecho a la libertad de expresión, por pertenecer a un sindicato estudiantil que no se deja comprar. Para el que no sepa de qué va la cosa, la cosa va de la Universidad de La Laguna, en Tenerife, donde hace cosa de un año el sindicato de estudiantes más representativo, la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario, decidió emitir un comunicado de prensa criticando la tardanza de la Universidad en tramitar unas cuantas becas de otros tantos alumnos de Psicología. Hoy la misiva les trae de vuelta a los jóvenes sindicalistas un expediente sancionador que puede acarrear su expulsión de la Universidad, ahí es nada. El pecado que se les imputa es una falta de probidad. Y ustedes dirán: ¿qué es eso? Probidad es lo que pone en el artículo del texto sancionador, es una forma culta de decir honorabilidad, moralidad, honestidad, lo dicta una norma que entró en vigor en el año 1954. Sí, sí… leen bien, no me he equivocado en la fecha: ¡hace casi 60 años! Imaginen quién la pudo redactar.

Pensar que se les puede arruinar la vida a unos chicos por una falta al honor –por cierto inexistente- en pleno 2012, en Canarias, con la que está cayendo, es como para echarse a llorar, por no reír, o hasta temblar. Más allá de lo insultante del asunto, resulta paradójico que un cargo político como es el Rector castigue a jóvenes estudiantes aludiendo al honor, cuando el honor es casualmente lo primero que te dicen que olvides en todos los manuales de realpolitik de Maquiavelo a esta parte. En la Universidad, y fuera de ella, dos palabras resumen lo que está ocurriendo: impunidad y atropellos. Se entiende bien: la primera para los de arriba, lo otro para el 99% restante. Todo vale, y hasta ahora, también todo nos lo tragamos.

Y lo peor de todo, lo más triste, lo que en verdad me deja perplejo de este asunto de la Universidad, no es el hecho en sí –cosa esperable en un Rector puesto ahí por esa mano que todo lo mueve a este lado de las Islas-, es la nula reacción del resto del espectro universitario ante tamaño atropello, en especial de los profesores.

Sinceramente, no entiendo cómo no sale todo el profesorado a escena –unos 1.700 en la ULL-, cómo no paran las clases, cómo no toman el rectorado para exigir que se revoque tan injusta decisión. Y ya me parece vergonzoso que se mantengan callados ante lo que sucede fuera del campus, en la calle, en España. Así, grave me parece que no alcen la voz como intelectuales que son para desmontar discursos de políticos y banqueros, algo que harían muy bien a poco que se esforzaran y buen servicio que nos prestarían a todos. Grave me parece porque ellos son en definitiva los padres académicos de las generaciones jóvenes y de las que vendrán, y los están mandando poco menos que al matadero sin un ápice de conciencia crítica en sus alforjas. Aún más indigno este silencio cuando se trata de defender de un daño inminente a sus propios alumnos, tal vez a los más valientes, sin duda a los más comprometidos. ¿No se dan cuenta del mensaje que están ayudando a sembrar? ¿Qué creen que pensará el resto del alumnado en adelante, cuando vean lo que les pasa a los que disienten un poco? Si a estos 20 alumnos los condenan hoy, por muchos años no habrá un estudiante que ose levantar la voz en la Universidad de La Laguna.

¿Señores docentes qué les está pasando? ¿Cómo permiten tamaña injusticia? Ustedes tienen la llave. Ustedes y nadie mejor que ustedes para parar esto. ¿No entienden lo que está en juego? ¿Les da lo mismo o acaso es el miedo lo que les retiene? ¡Por favor! Si son funcionarios públicos la mayoría con plaza fija… ¡¿a qué le temen?! Debe ser que ha cambiado mucho la historia últimamente. Y es que en Filosofía, en la ULL por cierto, me hicieron creer que los profesores tienen una responsabilidad social muy grande por cuanto que no se trata sólo de formar a técnicos especialistas en algo, se trata de construir sujetos morales. Parece que eso era sólo un cuento romántico y trasnochado que nos creímos yo y algunos más, y a tenor del silencio de mis antiguos profesores es posible que tampoco ellos se lo tomaran muy en serio cuando nos lo decían.

En fin, triste panorama allá donde miremos. Tan sólo confiar en que este texto llegue a manos de algún profesor o profesora, y en esas recapacite y se pregunte si no hay algo que aún pueda hacer por estos 20 estudiantes valientes, ahora culpables, por ser valientes, y no los sancionen. Es posible, aún es posible. Tal vez algo iluso, confío en que así será.

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