domingo, 30 de julio de 2017

Abramos los ojos a su Eternidad

Girona (Cataluña), 30 de julio de 2017 / Cartas al Director / Enric Barrull Casals

Con motivo de un viaje a Tierra Santa he vivido muchos recuerdos de la vida de Jesús. Pienso que Cristo ha querido que hayan sobrevivido esos rastros de su presencia en Palestina después de tantas devastaciones y paso de ejércitos sobre la tierra que Él piso, en la esperanza de que los hombres al comprobar su Historia, abramos los ojos a su Eternidad; y descubramos su eterna espera del arrepentimiento del hombre por su pecado, su eterno ofrecimiento de su misericordia, para que el hombre al recibirlo se abra el camino de la salvación.

Al besar la piedra de la Agonía del Señor me han venido a la cabeza imágenes de Cristo que he contemplado a lo largo de los años. He quitado de mi mente, enseguida, el Jesús del juicio final de Miguel Ángel, que entre Florencia y el Vaticano nunca estuvo en Jerusalén; y me acordé del  Cristo escupido y objeto de burlas, ya coronado de espinas, de Fra Angélico en el convento de san Marco de  Florencia, y en el Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mena, en Sevilla.

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