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domingo, 27 de agosto de 2017

Mari Brito: “La Virgen ha contribuido más a la unión entre los pueblos de Canarias”


  • La alcaldesa de Candelaria abre las Fiestas del Pino 2017 con la lectura del pregón, que ha titulado “Volver a Teror”.

Teror (Gran Canaria), 27 de agosto de 2017 / Pregón del Pino / Gabinete de Prensa.

La alcaldesa de Candelaria, Mari Brito, se encargó de inaugurar este viernes 25 de agosto la festividad en honor a Ntra. Sra. del Pino, con la lectura del pregón titulado "Volver a Teror", donde transmitió su sentir sobre el papel que ha jugado la Virgen en la unión de Canarias.  “Siempre me he preguntado cuánto ha contribuido la Virgen a la unión de los pueblos de Canarias y cómo hubieran sido las relaciones entre nosotros sin su presencia… Estoy convencida de que la Virgen ha contribuido más a la unión entre nosotros que otros estamentos sociales. Lo veo en los ojos de quienes llegan a Candelaria o a Teror”, manifestó en el pregón. “Hoy estamos de Fiesta precisamente por ella, por la Virgen del Pino”, anunció.


Mari Brito, quien admitió que “este viernes, todo para mí tiene otro color en Teror”, afirmó que “debemos reconocer, sin complejos, que alrededor de nuestras Patronas y de sus Fiestas hay un clima atrayente que refuerza nuestra condición humana y nuestra razón de ser, que sacude nuestra raíz y nos empequeñece ante ellas”.


Tras el acto de lectura del pregón en la Plaza del Pino, con más de 700 espectadores, el alcalde de Teror, Gonzalo Rosario, y el concejal de Cultura y Festejos, Henoc Acosta, hicieron entrega este año de los honores y distinciones en la Fiesta del Pino a la religiosa dominica y misionera María del Pino Batista González, como Hija Predilecta de Teror, e Hija Adoptiva a Francisca Hernández Pérez, profesora de Educación Física e impulsora en las décadas de 1970-80 del Hockey en Teror y del deporte femenino. También se entregaron las Insignias de Oro del Ayuntamiento a la Presidenta de la Federación de Asociaciones Empresariales de Empresas de Inserción, Nieves Ramos Rosario; a Juan José Carrasco Lezcano, que se jubila tras 43 años como auxiliar de la Basílica del Pino;  y a pirotecnia El Pilar, de la familia de Benjamín Dávila, como mantenedores de una tradición de fueguistas  de varias generaciones.


Previamente se formalizó el hermanamiento de Teror y Betancuria (Fuerteventura), con la presencia del vicario de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera y el alcalde de Betancuria, Marcelino  Cerdeña , como pueblos que acogen y celebran la Festividad de las Patronas Insulares (Ntra. Sra. del Pino y Ntra. Sra. de La Peña, pertenecientes ambas a la Diócesis de Canarias).

En el acto, el alcalde de Teror tuvo también palabras de agradecimiento para el párroco D. Antonio Perera, por su labor como rector de la Basílica del PIno en los tres últimos años, deseándole lo mejor en su nueva trayectoria que se inicia después de estas fiestas al despedirse de la parroquia de Teror.  

El acto se cerró con el magnífico concierto al que nos tiene acostumbrados la Banda de Música de Teror que, entre otras piezas interpretó Libertando, de Piazzolla y, por supuesto, finalizó con ¡Ay Teror que lindo eres!. A continuación se inauguraron los chiringuitos del Pino con un concierto  del grupo ‘Cocogoove’ y su espectáculo Jukebox, en la Plaza de Sintes.



VOLVER A TEROR
PREGÓN FIESTA DEL PINO 2017
Por Mª Concepción Brito Núñez, alcaldesa de Candelaria

Viernes 25 de agosto de 2017. Plaza del Pino. Teror. 21:00 horas

Hace mucho tiempo que perdí la cuenta de las ocasiones en que he visitado este municipio por múltiples razones. Las primeras veces, siendo muy joven, como viaje obligado para cualquier canario, parada esencial en esta isla para entender su historia y devoción. Más tarde, peinando sus caminos con el paso firme de la Danza Venerada Santísima Trinidad de Igueste, con la que como bailadora, he trenzado los sabores de una de las romerías más hermosas y antológicas de Canarias, brincando alrededor de un palo con cintas que simboliza el árbol ante el que tantas razas del mundo enaltecen la vida, y que también podría ser El Pino de la Virgen. Y en la última década, de manera casi ininterrumpida, por razón de mi cargo de Concejala en el Ayuntamiento de Candelaria, formando parte de la comitiva oficial que cada año se desplaza a esta Villa, en virtud de un hermanamiento ejemplar entre nuestros pueblos.

Pero he de confesar que mi visita hoy nada tiene que ver con las anteriores, ni la sensación que me seduce desde que fui invitada, ni la responsabilidad que conlleva mi tarea en este acto. Lo siento así desde hace muchos meses, pero además, esta mañana, cuando he llegado a la isla, he percibido ese golpe de estómago con el que nuestro cuerpo nos alerta de que algo exclusivo acontece y de repente todos los sentidos se alían para ponerte en tensión. Lo admito: este viernes, todo para mí tiene otro color en Teror. Poco tiempo atrás no hubiera imaginado estar aquí como Alcaldesa de la Villa de Candelaria, y mucho menos, como Pregonera de la Fiesta principal de Gran Canaria. Hoy, antes del 7 y 8 de septiembre, he descubierto realmente el significado de #sentirElPino.

Quiero iniciar la lectura agradeciendo al Ayuntamiento de Teror esta hermosa y emotiva invitación, que viene a corresponder lo acontecido el pasado año en nuestra Villa, cuando su Alcalde, mi buen amigo Gonzalo, hizo lo propio en un acto como éste, prologando nuestras Fiestas de manera brillante y con la misma palpitación que yo siento ahora. Cerramos hoy de alguna manera los actos que conmemoraron el 25º aniversario del Hermanamiento de nuestros pueblos, con los que quisimos visibilizar las buenas y necesarias relaciones administrativas y humanas entre dos corporaciones y sus ciudadanos, unidas por las figuras de Nuestra Señora de Candelaria y la Virgen del Pino, y prorrogar ese compromiso para el futuro, dando ejemplo para toda Canarias de una relación cómplice y favorecedora que ennoblece a nuestros municipios marianos.

Siempre me he preguntado cuánto ha contribuido la Virgen a la unión de los pueblos de Canarias y cómo hubieran sido las relaciones entre nosotros sin su presencia. Cuando todavía hoy existen algunos interesados en ramas de lo social y político en separarnos, marcar diferencias y provocar pleitos trasnochados y superados inteligentemente en esta tierra, se me antoja una reflexión serena que siempre me ha llamado la atención.

Una Virgen, ocho advocaciones, ocho imágenes de mujeres, presiden sendos templos en nuestras islas, más históricos unos y más modestos otros, que atraen cada día multitud de almas en busca de respuestas, de ruegos o de alabanzas. Reinas silenciosas de gestos humanos, casi todas con un hijo entre sus brazos y la paz y sosiego que hoy solo ofrecen las iglesias, aguardan a hombres y mujeres de toda condición, creyentes o no, que en algún momento de su vida recurren a ellas. Independientemente de otras devociones locales que cada uno pueda tener, la Patrona de la isla y la Patrona de Canarias comparten espacio en el alma de cada persona, ese estado indescriptible que algunos midieron en 21 gramos, pero donde caben toneladas de afectos y veneraciones.

Estoy convencida de que la Virgen ha contribuido más a la unión entre nosotros que otros estamentos sociales. Lo veo en los ojos de quienes llegan a Candelaria o a Teror, o este año también a la isla de El Hierro; de los miles de peregrinos y romeros, la mayoría no practicantes ni especialmente religiosos, que se rinden ante su Patrona con todo tipo de peticiones. Sus caras no esconden la satisfacción por ver a la “madre amada” y la sensación de sentir su tierra y sus tradiciones, las costumbres de sus predecesores y el encuentro con los suyos, su deber con la canariedad y una multitud de sentimientos que nos superan y que a día de hoy, a pesar de vivir en una sociedad laica, no podemos ocultar. Más allá de nuestras creencias, de la cultura y de las crianzas que hayamos tenido, hay un estado común a todos, disimuladamente pactado y sin embargo, extraordinariamente compartido, que nos hace respetar, admirar y comunicarnos con la Virgen. Y lo hacemos de igual forma con la de El Pino que con la de Candelaria, la de Los Reyes o la de Los Remedios, todas son una misma y ejercen como polo de atracción y símbolo de la identidad y unidad canaria como muy pocas cosas en esta tierra.

No creo estar equivocada cuando afirmo que debemos reconocer, sin complejos, que alrededor de nuestras Patronas y de sus Fiestas hay un clima atrayente que refuerza nuestra condición humana y nuestra razón de ser, que sacude nuestra raíz y nos empequeñece ante ellas. Una circunstancia que nos iguala a todos y  evidencia nuestras fragilidades y grandezas. A mí, personalmente, estar ante la Virgen de El Pino o ante la Virgen de Candelaria me clava a mi tierra, a su historia, pero también, al futuro.

Hoy estamos de Fiesta precisamente por ella, por la Virgen de El Pino. Justo en la intersección del final de las de Candelaria y el inicio de éstas, siendo fechas que corresponden a las celebraciones litúrgicas de los dos nacimientos de María, a la vida eterna y a la vida terrenal. Y el papel de una pregonera es anunciar, motivar a la participación y dar cuenta de lo que va a acontecer en estas calles en los próximos días. Pregonar se hacía gritando o cantando desde siglos remotos, en un afán porque los vecinos se enteraran de lo que ocurría. Hoy las redes sociales facilitan esa comunicación, pero también nos lanzan a una competencia global que dificulta llegar a todos. Por eso, la mejor promoción para un evento es su consolidación, su mantenimiento cada año, y en ese caso no es difícil mi cometido, porque las Fiestas del Pino tienen una identidad tan arraigada que todos los grancanarios las sienten y viven plenamente, y el resto de isleños de dentro y fuera del Archipiélago las siguen y celebran desde la distancia.
Muy original la imagen de este año. Felicidades al autor de un cartel que contempla el bullicio desde arriba y refleja toda la acción y toda la vida que nos ofrecen los espacios festivos, los momentos del año en que nos encontramos y compartimos, reforzamos las tradiciones y cumplimos con el rito de celebrar y descansar. La obra es una metáfora perfecta del cometido que debemos tener las instituciones y los organizadores: observar con la distancia precisa para favorecer lo que ocurre en esta cita, siendo conscientes de que el color, el movimiento y la evolución lo marcan los protagonistas, el público, la ciudadanía que también reclama la evolución de los eventos.
Y aparecen así nuevas propuestas, en este año especial por cumplirse los 250 años de la construcción de la Basílica de la Virgen. Propuestas enraizadas en el fondo con las costumbres, como la carrera de caballos o la primera Feria de la Papa que está organizando el Ayuntamiento. Cientos de eventos que giran alrededor de citas ya entroncadas con el programa y que trascienden más allá de este municipio y esta isla. Hablo de las 26 ediciones del Festival Folklórico de Gran Canaria, con la presencia de cientos de grupos de las siete islas en todo este tiempo; de los 29 encuentros de música popular Teresa de Bolívar, este año con la maestría de un grande de la composición latina como es Pancho Céspedes, pero por el que han pasado los artistas y conjuntos más destacados del mundo latinoamericano, en un escaparate impagable de la cultura musical en español, que lo definen como uno de los eventos más importantes de nuestro país. Y por último, la ROMERÍA OFRENDA A LA VIRGEN DEL PINO, así en mayúsculas, que tiene el sello y el impulso del mismísimo Néstor Álamo, creador y artista universal que tanta huella dejó en nuestra cultura y cuyas primeras canciones fueron grabadas por quien, casualmente, ha sido este año Pregonera en Candelaria, otra canaria brillante como es María Mérida.
Mi deber como pregonera es advertirles todos estos eventos, invitarles a ojear cada párrafo del programa festivo para vivir todos sus actos en las mismas plazas y espacios que ya disfrutaron varias generaciones anteriores de terorenses y recordarles, desde la objetividad de quien viene de otra isla, que tienen ustedes la suerte de contar con unas de las Fiestas más importantes y destacadas de Canarias, cuidadas y mimadas por muchísimos profesionales, instituciones, voluntarios y ciudadanos de a pie, empeñados en que todo salga bien en su deber con la historia.
Quiero acabar con una reflexión que hacía en mi saludo del programa de las Fiestas de Candelaria, totalmente trasladable a éstas: Las fiestas son un dechado de coordinación social, de complicidad indispensable, de engranaje de lo viejo y lo nuevo y de participación natural en las calles. Cada cosa debe estar en su sitio y aun siendo muchos, cada cual es indispensable en esta misión. Todos empujamos hacia adelante por los caminos trazados, sin diferencias ni discordias porque, en el fondo, necesitamos encontrar juntos espacios de expresión, de diversión, de refuerzos que nos identifiquen. No son solo unos días festivos, sino un modelo social que nos conviene calcar para otros fines.

Llegan otra vez las Fiestas Mayores de Gran Canaria. Nuestra madre la Virgen del Pino nos espera. Y, Nuestra Señora de Candelaria seguramente ora desde la Basílica para que todo salga bien. Por nuestros pueblos, por nuestras Patronas y por nosotros, disfrutemos y vivamos al máximo nuestras Fiestas.