miércoles, 31 de marzo de 2010

Aborto e insomnio

Barcelona, 31 de marzo de 2010 |Cartas al Director | Lole Bravo.

Enrique Ferrara es enfermero, y como partidario del aborto cooperó en este tipo de intervenciones mientras estuvo en el servicio quirúrgico del Hospital Severo Ochoa, de Leganés (España). Pero un día reaccionó; según sus palabras: «Cualquier persona que ve aquello (un feto abortado) y sigue diciendo que no es un ser humano, se está poniendo la venda delante de los ojos». A partir de ese momento pidió ser trasladado al Hospital Doce de Octubre, a pesar de un peor horario y con menos libranzas, para abandonar «aquella intervención salvaje». Ferrara asegura: «cuando participaba en abortos no podía dormir», prefiere no describir lo que vio en quirófano por ser «muy impactante y desagradable» y añade: «no recuerdo a ninguna mujer que no saliera llorando del quirófano». Ese es el aborto que nos venden como liberación, pero que violenta las conciencias del personal sanitario y sobre todo, de la mujer que se desprende de su hijo para siempre.

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