Valladolid, 15 de marzo de 2010 | Cartas al Director |Josefa Morales de Santiago
El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos se atrevió a declarar contra el crucifijo en Italia por la denuncia de una madre de este país europeo. Allí el gobierno puso el grito en el Cielo. Dejémonos de bobadas: España y toda Europa tienen raíces cristianas milenarias, por lo que el crucifijo en sitio público no sólo es aceptable sino un derecho, tanto de tipo religioso como cultural, por herencia de los siglos. Hoy se inventan la pólvora. Hasta en el diario El País, más del 80% de los españoles se han declarado en contra de la retirada del crucifijo de los lugares públicos. Pero el tema no es nuevo, estuvo presente en la II República española y se hizo eco del mismo el autor del poema El Cristo de Velázquez:
“La presencia del Crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento, ni aun al de los racionalistas y ateos; quitarlo, ofende al sentimiento popular, hasta el de los que carecen de creencias confesionales” (don Miguel de Unamuno).
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