Madrid, 10 de marzo de 2010 | Opinión | CLEMENTE FERRER (*)
La jovenzuela actriz Miley Cirus, una de las adolescentes mas célebres del universo, ha manifestado en público sus creencias religiosas. Popular por su actuación en la serie televisiva de Disney; Hannah Montana. En todas las temporadas ha conseguido, en Disney Chanel, extraordinarias puntas de audiencia de la cadena de televisión.
Arrebatando delirios por donde pasa. Lo que mas ha conmovido son las manifestaciones que ha hecho la jovenzuela Miley en cuanto a su religiosidad y el sentido de la existencia. En rueda de prensa, la actriz dijo que; “había tenido la oportunidad de hacer películas”, pero que había optado por la espera ya que deseaba interpretar; “papeles que fueran positivos”.
“Lo mas importante para mí es la religión porque me importa lo que está pasando a mi alrededor. Por eso quiero hacer cosas de las que me sienta orgullosa y que enorgullezcan también a mis padres”.
A estas audaces manifestaciones hay que agregar que “estaba decidida –dijo- a llegar virgen al matrimonio”, aseveración que ha tutelado en los medios de comunicación
Miley Cyrus también ha manifestado ser modesta y ha sabido pedir indulgencia. La porfía se lió cuando el semanario Vanity Fair publicó unas instantáneas en las que salía cubierta con un lienzo y exhibiendo la retaguardia desarropada. Las imágenes eran muy insinuantes, inadecuadas para una joven muchacha, reconoció su desliz.
Algo está cambiando. Mancebas millonarias, admiradas por las multitudes, practicantes en sus dogmas y vírgenes. La emperatriz de todas ellas, Miley Cyrus, una adolescente que desde los 9 años ya era home Schooler. Comenzó su carrera artística con 12 primaveras. En la primera temporada le pagaron por su interpretación en Hannah Montana el importe de 2.240.000 dólares. Se coloca en el puesto 35 de las 100 afamadas mas acaudaladas del universo y muy pronto alcanzará la cifra de mil millones de dólares.
Existe el riesgo de que la popular actriz incurra en un desliz y su prestigio se vea quebrado. En este contexto saldría perjudicada la cadena televisiva Disney Chanel.
(*) Presidente del Instituto Europeo de Marketing
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