Málaga, 4 de abril de 2010 |Cartas al Director | Josefina Galán.
Sr. Director:
La resurrección gloriosa del Señor es la clave para interpretar toda su vida, y el fundamento de nuestra fe. Cristo vive: ésta es la gran alegría de todos los cristianos. La vida pudo más que la muerte. ¡No temáis!, este fue el saludo del ángel a las mujeres que iban al sepulcro. ¿Vosotras venís a buscar a Jesús Nazareno que fue crucificado? “Ya resucitó no está aquí”.
Él, Dueño de la Vida, aceptó la muerte y una muerte en Cruz, clavado su cuerpo al madero con duros clavos. Es cierto que el Señor sufre con nosotros, que nos acompaña a través de la última angustia, pero vana sería nuestra fe si Cristo no hubiera resucitado. Cristo triunfó sobre la muerte. Para los cristianos sin la Resurrección de Cristo, nuestra vida no tendría sentido. Una vez que alguien nos ha dicho que hace 2010 años un hombre llamado Jesús se nos mostró como el Hijo eterno de Dios Padre, para librarnos de nuestras esclavitudes, entre ellas la del pecado y la de la muerte, esto nos da fuerza para superar el odio, la violencia, el egoísmo, la soledad, el desánimo y la desesperanza. Sabemos que el mundo tiene sus ídolos: el dinero, el poder, los medios de comunicación y la ciencia al servicio de unos pocos. Pero nosotros contamos con tres fuerzas impresionantes que brotan de la resurrección del Señor: la fe, el amor y la esperanza. Por eso somos llamados a llevar la alegría pascual muy especialmente en este tiempo de crisis económica en la que muchísimas personas y familias sufren sus efectos amargos. ¿Cómo cambiarían nuestras jornadas, si de verdad nos moviésemos en todo momento con esta seguridad?
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