Gerona, 21 de junio de 2010 | Cartas al Director | Jesús Martínez Madrid.
“Cataluña será la primera comunidad autónoma española en repartir la píldora abortiva en centros de atención primaria”, era un titular de prensa del 18 de junio. Sí, Marina Geli, la consellera de Salud de la Generalitat de Cataluña, ha afirmado que, a partir del 1 de julio, la píldora RU- 486 -hasta ahora sólo autorizada en hospitales- se dispensará en centros de atención primaria a las mujeres embarazadas de hasta siete semanas que deseen abortar. La nota dice que se dispensará, no que habrá atención sanitaria.
Además de los efectos abortivos, está comprobada la peligrosidad de la píldora RU- 486, que, además de destruir la vida de bebés de hasta siete semanas de gestación, es también dañina, con desenlace fatal en algunos casos, para la madre. Me parece oportuno recordar que ya en 1990, un grupo internacional de científicos y médicos con sede en el Hospital Necker de París, revisó los datos de 30.000 mujeres que habían usado la RU - 486 y emitieron un severo aviso en contra de este fármaco. En él urgían al Ministerio de Salud a "exigir lo que era inevitable: la suspensión inmediata de la distribución y el uso de la RU 486 debido a los graves efectos colaterales del aborto químico, falsamente visto como una alternativa al aborto quirúrgico". Su preocupación se debió a que en muchos de los casos ocurrieron hemorragias severas, que hubo de tratarse con curetages y transfusiones de sangre debido a los bajos niveles de hematocritos y hemoglobina, y dos casos severos de accidentes cardiovasculares relacionados con la adición de las prostaglandinas a la RU 486.
Por su particular historial clínico, muchas mujeres tampoco deben usar la RU 486, como los casos de alergias (incluyendo el asma), epilepsia, insuficiencia adrenal, enfermedades del riñón, desórdenes gastro-intestinales, desórdenes del hígado o de los pulmones... lo mismo, las mujeres que han estado bajo tratamiento con esteroides en los últimos 12 meses.
Entre los efectos dañinos para la madre: dolorosas contracciones, náuseas, vómitos, diarrea y abundante hemorragia que dura días. Por lo menos una de cada 100 mujeres necesita ser hospitalizada después de tomar estas píldoras. Además, se requieren varias visitas al médico y en algunos casos se recurre al aborto quirúrgico para completar la extracción de los pedazos del bebé que han quedado dentro de la madre. Se supone que las mujeres a las que se les dispensará el fármaco lo habrán de ingerir sin ninguna atención médica, cosa que conlleva, no sólo la muerte del embrión sino un grave riesgo para la madre ¿Es eso lo que quiere para las mujeres catalanas, la Sra. Geli?
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