Malaga, 7 de junio de 2010 | Opinión |Jose V. Cobo
Todo lo que pensamos, hacemos y hablamos está registrado, incluso cualquier pensamiento insignificante, p.ej. la verdadera motivación por la que vamos de vacaciones y también lo que ha sucedido durante las mismas. También cuando pensamos durante mucho tiempo en cosas que han sucedido y que son entrañables o valiosas para nosotros, o si queremos ejercer dominio y poder sobre los demás; todo se introduce en el alma, detallado en imágenes, y va formando una especie de plasma personal. De igual forma entran como imágenes vivas en el alma y en el plasma p.ej. el ansia de fumar, de beber alcohol y de la sexualidad, así como los motivos que han conducido a estos excesos.
Después de la muerte física, el alma sigue viviendo en estas imágenes que ha creado él mismo y que para el alma que no ha despertado, son su realidad. Si el hombre no ha dominado su vida en la escuela de la vida, el alma, después de despojarse de la envoltura humana, vivirá al principio en las imágenes que han sido las últimas impresiones durante su vida terrenal. Entonces seguirá viviendo en este mundo virtual según las estructuras de sus imágenes, también entre las personas.
Cuando el hombre muere, el alma atada a la Tierra sigue percibiendo todo lo que sucede en el antiguo ámbito en el que se movía siendo hombre; pues ella vive en lo producido, “el mundo” que se ha creado y que le refleja todo lo que ha sido y todavía es. Después de algunos pequeños impedimentos, causados por el cambio, del cual no ha podido percatarse, el alma sigue viviendo en el plano material. Cuando siendo hombres no controlamos nuestros sentimientos, sensaciones y pensamientos, significa que vivimos de manera inconsciente y no nos conocemos a nosotros mismos, de esta forma, más tarde como alma, tampoco sabremos quiénes somos verdaderamente.
Todas las obras de esa persona constituyen lo que podría denominarse “la Ley de su propio yo”, y que luego serán su destino. Todo lo creado en sus sentimientos, sensaciones y pensamientos y también en sus palabras y actos, sus deseos y pasiones, se van registrando en imágenes. Hasta la más mínima falta contra le ley de la vida, está registrada. Si el hombre p. ej. ha matado a propósito a animales, o ha arrancado plantas o arbustos, eso también está registrado, también lo que le ha impulsado a hacerlo.
El hombre está en la escuela de la vida que es la Tierra, para acercarse paso a paso a la perfección, a su origen verdadero. Entonces no tendrá que sufrir los acontecimientos del destino que ha traído a la vida terrenal, que pueden yacer en él de manera latente y que bajo el efecto de la “Ley de siembra y cosecha”, podrían desencadenar un posible golpe del destino, porque mediante un cambio positivo en su vida y el cumplimiento de las leyes divinas, habrá pasado a otros ritmos vitales superiores, pues el camino de la vida de cada alma y hombre es el camino hacia la perfección.
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