jueves, 15 de julio de 2010

Voluntarios de CajaCanarias replantan y limpian el Barranco de Azuaje en Gran Canaria

La actividad se celebró con la colaboración de La Vinca Ecologistas en Acción dentro del proyecto ‘Rejalgadera’

Gran Canaria, 15 de julio de 2010 | Forestación | Gabinete de Prensa.

Un grupo de voluntarios de CajaCanarias ha desarrollado distintas actividades de conservación medioambiental en el Barranco de Azuaje de la isla de Gran Canaria, consistentes en la repoblación de la zona con especies autóctonas, arreglo de pocetas, riego de la flora endémica y limpieza del cauce.

Esta iniciativa se realizó con la colaboración de La Vinca Ecologistas en Acción, y se enmarca dentro del proyecto ‘Rejalgadera’ de esta organización y que cuenta con el apoyo de la Obra Social y Cultural de CajaCanarias, los ayuntamientos de Firgas y Arucas, Ben Magec, el Colectivo Ornitológico de Gran Canaria, la firma comercial Loype y Gráficas Guiniguada.

El grupo de voluntarios de la entidad de ahorro centró la actividad en la zona media del barranco, en la que se encuentran restos de Laurisilva y uno de los escasos ríos de la Isla.

El Barranco de Azuaje es uno de los parajes más importantes de la geografía insular de Gran Canaria, tanto desde el punto de vista insular como paisajístico, catalogado como Reserva Natural Especial, incluido dentro del Parque Rural de Doramas.

Este barranco sirve de límite geográfico entre los municipios de Moya, Firgas y Arucas. Se encuentra a unos 1.700 metros sobre el nivel del mar, entre los Riscos de Chapín y Cueva Corcho. Su nombre procede de Francisco de Azuaje, antiguo Regidor Industrial Azucarero del Barranco de Guadalupe, aunque según la zona por donde se pasa el barranco puede llamarse de la Virgen, de las Madres, de La Montaña, de Guadalupe o de San Andrés.



Aguas minero-medicinales



Un elemento de gran importancia a lo largo de su cauce es la existencia de una fuente de aguas ferruginosas, minero-medicinales con poderes curativos, que le hicieron lograr el apelativo de ‘Fuente Santa’, factor que propició que, desde finales del siglo XIX, funcionase como balneario, y a partir del siglo XX como un hotel.

La flora predominante en esta zona está caracterizada por endemismos entre los que destacan los delfinos, barbusanos, rejalgaderas, almácigos, orobales, una importante colonia de saos y sauces canarios, entre otras variedades. Es el único lugar de Gran Canaria donde existen ejemplares silvestres, lo que convierte a este paraje en uno de los mejores bosques de galería de las islas.

La fauna cuenta con la presencia de cernícalos, aguilillas, capirotes, alpispas, lagartos, musarañas y sanguijuelas, entre los más destacables.

También destaca la existencia de fósiles calcáreos de la vegetación existente en la zona. Incluso se encontraron fósiles de hojas de drago, los primeros de esta especie que se encuentran en el norte de la Isla. El problema, hasta ahora, es que muchos de esos fósiles han sido eliminados por prácticas humanas como la elaboración de cal en los hornos de las inmediaciones y por la construcción de muros y paredes de fincas de cultivo.

La campaña de repoblación continuará por distintos municipios de la Isla hasta finales de diciembre de 2010. El proyecto ‘Rejalgadera’ ha conseguido repoblar diferentes zonas de Gran Canaria con más de 30.000 plantas nuevas de especies autóctonas, entre árboles y arbustos.

El grupo de voluntarios de CajaCanarias está formado por empleados de esta entidad sensibles con la situación social del Archipiélago y que tienen entre sus objetivos desarrollar acciones en todas las Islas que contribuyan a mejorar la situación de personas más desfavorecidas, a la conservación y mejora del medio ambiente, además de sumarse a las actividades que promuevan organizaciones no gubernamentales en materia de ocio y apoyo a personas con discapacidad, infancia y tercera edad.

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