Málaga, 30 de agosto de 2010 | Opinión |Jose Vicente Cobo.
Según publicaba la prensa española durante el mes de Agosto, los católicos están dejando las iglesias cada vez más vacías, lo que se pone de manifiesto según el barómetro del CIS, donde se afirma que sólo el 13% de los católicos va a misa, lo que significa que el número de adeptos disminuye con los años, así como que las personas que no creen en la Iglesia aumenta.
En el contexto internacional España cuenta con más católicos que Francia, pero menos que Italia y Estados Unidos, sin embargo el abandono de nuestro país es acelerado, ya que las diferencias entre 2007 y 2009 son realmente significativas. Algunos piensan que con la ofensiva ultra conservadora de la iglesia española se gana prestigio político, pero se pierde adeptos y atractivo espiritual. Lo cual no les debe de preocupar demasiado en tanto y en cuanto las ayudas estatales siguen siendo al día de hoy millonarias.
Que duda cabe de que muchos están decepcionados de su institución eclesial, en la que hasta ahora habían creído y donde buscaban a Dios. Otros, por su parte, mueven la cabeza y dicen: «¡Dios no existe! Y si existiese, ¿dónde está?». Pero a pesar de todo las Iglesias y catedrales siguen siendo restauradas con miles de millones, que en definitiva tiene que aportar el Estado, es decir nosotros. Y esto a pesar de que en las Biblias, que es vendida como la verdad absoluta, se lee: «Dios, que ha creado el mundo y todo lo que hay en él, Él, el Señor del Cielo y de la Tierra, no vive en templos hechos por mano humana».
No obstante usted en algún momento de su vida, es posible que haya sentido deseos de cambiar, de convertirse en mejor persona y le haya surgido la pregunta sobre cómo trasformar su carácter, su conducta. Incluso es posible que se haya preguntado si es posible acercarse a Dios sin la obligación de tener que ir a la Iglesia. La respuesta es sí, esto es posible cumpliendo en la vida diaria los Diez Mandamientos y El Sermón de la Montaña de Jesús, algo que puede llevarse a cabo en cada momento del día y sin necesidad de ir a ningún templo de piedra.
Las personas que tienen una buena capacidad de analizar, captan el sentido de los Mandamientos de Dios y del Sermón de la Montaña y saben que ya se ha anunciado la Nueva Era. Por lo que más de uno desea transformarse en una persona nueva, una persona libre en el Espíritu de Dios, un ser humano que aprecia la naturaleza, que la ama, y que se encuentra en paz con su prójimo. Estos son los hombres del Nuevo Tiempo, de las generaciones futuras. ¿Le gustaria a usted participar de ello? Sí es así, sepa que no necesita ningún guía externo, en usted tiene al guía interno, al Cristo de Dios. Él está en cada uno de nosotros. Haga la prueba de encontrarse a sí mismo para poder acercarse a la verdadera vida, pues en el Espíritu de la Verdad, en Dios, usted y todos nosotros somos libres.
Las personas no necesitamos ni confesiones ni tradiciones eclesiásticas. No necesitamos sacerdotes ni tampoco intermediarios. Tenemos algo en nosotros, un tesoro, un tesoro inconcebiblemente valioso y hemos sido llamados por Jesús, el Cristo, a que desenterremos este tesoro en nosotros, pues Jesús nos enseñó: «Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida». Y Él nos exhortó diciéndonos: «Seguidme».
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