El papa Benedicto XVI se despidió del Reino Unido señalando que los casos de curas pederastas "han minado seriamente la credibilidad moral de los responsables" de la Iglesia y pidiendo a los obispos que la mejor manera de reparar esos "pecados" es acercarse "con humildad" a las víctimas y darles el apoyo necesario.
Inglaterra, 19 de Septiembre de 2010 | Internacional | Agencias
El último acto de su visita de cuatro días al Reino Unido fue un encuentro con los prelados de Inglaterra, Escocia y Gales, antes los que dio un paso más para intentar solucionar los casos de sacerdotes pederastas, que han sacudido la conciencia de los fieles y las bases de muchas estructuras eclesiásticas.
"El vergonzoso abuso de niños y jóvenes por parte de sacerdotes y religiosos ha socavado gravemente la credibilidad moral de los Pastores de la Iglesia. He hablado en muchas ocasiones de las profundas heridas que causa dicho comportamiento, en primer lugar en las víctimas, pero también en las relaciones de confianza entre los sacerdotes y el pueblo, entre los sacerdotes y sus obispos y entre las autoridades de la Iglesia y la gente en general", dijo el Papa.
Reconoció que en los últimos tiempos los obispos han adoptado "serias medidas" para poner remedio a esa situación y asegurar que los niños estén "eficazmente protegidos contra los daños" y para hacer frente de forma "adecuada y transparente" a las denuncias que se presenten.
Pero también subrayó los "efectos devastadores" de esos abusos y la necesidad de proporcionar un correcto apoyo a las víctimas.
"¿Qué mejor manera podría haber de reparar estos pecados que acercarse, con un espíritu humilde de compasión, a los niños que siguen sufriendo abusos en otros lugares? Nuestro deber de cuidar a los jóvenes no exige menos", se preguntó el Papa.
El Pontífice agregó que si quieren ser Pastores cristianos eficaces, "debemos llevar una vida con la mayor integridad, humildad y santidad".
Benedicto XVI volvió a referirse a la crisis financiera en el mundo y denunció que el espectro del desempleo proyecta su sombra sobre las vidas de muchas personas y que el coste a largo plazo de las prácticas de inversiones "imprudentes" está siendo muy evidente.
El encuentro con los prelados puso fin a una visita que le llevó a Edimburgo, Glasgow, Londres y Birminghan y que se vio empañada por la detención de seis hombres, en su mayoría argelinos, en Londres en relación con una posible amenaza terrorista contra Benedicto XVI aprovechando su estancia. Hoy fueron puestos en libertad sin cargos.
Comenzó en Edimburgo, donde el Papa se reunió con la reina Isabel II, pero ya en el avión que le llevaba desde Roma admitió por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decididos" a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores y tomar las medidas necesarias.
En Londres dijo que se sentía "avergonzado y humillado" y se reunió con cinco víctimas británicas, con las que se "conmovió" escuchando sus historias y les expresó su profundo dolor por sus sufrimientos.
A la vez que se reunía con las víctimas, varios miles de personas se manifestaron en el centro de Londres contra él, acusándole de ultraconservador y de haber ocultado los abusos.
Durante el viaje denunció el "secularismo agresivo" que "no aprecia o siquiera tolera" los valores tradicionales y que se intenta relegar la religión de la esfera pública.
"El vergonzoso abuso de niños y jóvenes por parte de sacerdotes y religiosos ha socavado gravemente la credibilidad moral de los Pastores de la Iglesia. He hablado en muchas ocasiones de las profundas heridas que causa dicho comportamiento, en primer lugar en las víctimas, pero también en las relaciones de confianza entre los sacerdotes y el pueblo, entre los sacerdotes y sus obispos y entre las autoridades de la Iglesia y la gente en general", dijo el Papa.
Reconoció que en los últimos tiempos los obispos han adoptado "serias medidas" para poner remedio a esa situación y asegurar que los niños estén "eficazmente protegidos contra los daños" y para hacer frente de forma "adecuada y transparente" a las denuncias que se presenten.
Pero también subrayó los "efectos devastadores" de esos abusos y la necesidad de proporcionar un correcto apoyo a las víctimas.
"¿Qué mejor manera podría haber de reparar estos pecados que acercarse, con un espíritu humilde de compasión, a los niños que siguen sufriendo abusos en otros lugares? Nuestro deber de cuidar a los jóvenes no exige menos", se preguntó el Papa.
El Pontífice agregó que si quieren ser Pastores cristianos eficaces, "debemos llevar una vida con la mayor integridad, humildad y santidad".
Benedicto XVI volvió a referirse a la crisis financiera en el mundo y denunció que el espectro del desempleo proyecta su sombra sobre las vidas de muchas personas y que el coste a largo plazo de las prácticas de inversiones "imprudentes" está siendo muy evidente.
El encuentro con los prelados puso fin a una visita que le llevó a Edimburgo, Glasgow, Londres y Birminghan y que se vio empañada por la detención de seis hombres, en su mayoría argelinos, en Londres en relación con una posible amenaza terrorista contra Benedicto XVI aprovechando su estancia. Hoy fueron puestos en libertad sin cargos.
Comenzó en Edimburgo, donde el Papa se reunió con la reina Isabel II, pero ya en el avión que le llevaba desde Roma admitió por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decididos" a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores y tomar las medidas necesarias.
En Londres dijo que se sentía "avergonzado y humillado" y se reunió con cinco víctimas británicas, con las que se "conmovió" escuchando sus historias y les expresó su profundo dolor por sus sufrimientos.
A la vez que se reunía con las víctimas, varios miles de personas se manifestaron en el centro de Londres contra él, acusándole de ultraconservador y de haber ocultado los abusos.
Durante el viaje denunció el "secularismo agresivo" que "no aprecia o siquiera tolera" los valores tradicionales y que se intenta relegar la religión de la esfera pública.
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