jueves, 10 de febrero de 2011

EL CABILDO DE GRAN CANARIA ABORDA EL PRIMER INVENTARIO ARQUEOLÓGICO SUBACUÁTICO QUE SE REALIZA EN LAS ISLAS CANARIAS

Esta intervención, que pretende localizar, documentar y proteger el inmenso patrimonio sumergido que se encuentra en aguas grancanarias cuenta con una partida de 159.600 euros. En una primera fase se han documentado los pecios conocidos con anterioridad y toda la costa de San Bartolomé de Tirajana.

Las Palmas de GC, 10 de febrero de 2011 | Cultura | Gabinete de Prensa ASSOPRESS.

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria, a través de la Unidad de Patrimonio Histórico, La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria, a través de la Unidad de Patrimonio Histórico, acaba de presentar la primera fase de un exhaustivo y sistemático inventario del patrimonio arqueológico sumergido que se encuentra en aguas próximas a la costa grancanaria. Es la primera vez que se afronta un trabajo de estas características en Canarias, lo que supone un verdadero hito que abunda en la necesidad de proteger este patrimonio.

La empresa encargada de sondear la riqueza arqueológica que se encuentra en las costas de la isla fue Mediterráneo Servicios Marinos, que ha contado con un presupuesto de 159.600 euros sufragados íntegramente por el Cabildo de Gran Canaria a través del área que dirige la consejera Luz Caballero. En la actualidad, y en una primera fase del trabajo, se han documentado los pecios conocidos de antemano y se ha hecho una exhaustiva labor de exploración, documentación y prospección del litoral del municipio de San Bartolomé de Tirajana. En sucesivas ampliaciones, se catalogará la totalidad del litoral isleño

Un hito que, según destacó la consejera de Cultura y patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria sirve para “dar a conocer una parte fundamental de nuestro patrimonio que explica el papel que jugó la isla en el contexto del tráfico marítimo internacional a lo largo de los siglos”. Caballero señaló que esta “catalogación exhaustiva y sistemática” también sirve para “conocer, poner en valor y concienciar a la ciudadanía de la necesidad de mantener en buen estado esta parte importante de nuestra historia”. Para garantizar la difusión de este trabajo, la Unidad de Patrimonio Histórico ha editado una monografía en la que se aborda la situación actual de este patrimonio que, según indica su director general, Ernesto Martín es “una muestra del carácter insular de nuestra sociedad”.

Para Martín, la elaboración de esta carta es “un punto de partida fundamental y necesario para poder gestionar este tipo de recursos”, un instrumento que permite “ubicar, documentar, datar, examinar y proteger este tipo de restos que, por las particularidades del medio en el que se insertan tienen un carácter especial”. Este documento, añadió, sirve para “reunir toda la información que existe sobre los pecios sobre los que se tenía conocimiento y ver su estado de conservación y para realizar la prospección sistemática de otras zonas”. En este caso, se ha documentado “de manera sistemática y exhaustiva”, el litoral de San Bartolomé de Tirajana.

Se trata, asegura Sergio Olmo Canales, director de la carta Arqueológica Subacuática, “del primer inventario sistematizado del patrimonio subacuático”, un trabajo “confeccionado desde una firme perspectiva de continuidad” que supera la “efímera programación” de intentos anteriores. La elaboración de este catálogo, añade el experto, “establece un nuevo horizonte en el que pueden articularse la ejecución de proyectos integrales que abarquen el inventario, evaluación y gestión del patrimonio sumergido, así como su posterior difusión y puesta en valor social”.

Aunque se han llevado a cabo exhaustivas campañas de prospección subacuática, utilizando para ello las ventajas que ofrecen métodos basados en las nuevas tecnologías, este repaso al patrimonio grancanario sumergido se inició en la biblioteca. Primeramente, se realizó un rastreo de toda la documentación existente sobre la materia, que incluyó la revisión de trabajos arqueológicos preexistentes, una lectura de la bibliografía y el ‘buceo’ en las hemerotecas y archivos en busca de noticias históricas sobre sucesos náuticos ocurridos en las costas de la isla durante los últimos siglos. “Para el asunto de los naufragios ocurridos en el siglo XIX”, señala Olmo, “sobresalen las noticias aparecidos en los diarios que se editaban en la isla”. Esta tarea permitió completar información sobre pecios míticos como el ‘Ville de Pará’ (hundido en 1884), el ‘Alfonso XII’ (1885) el ‘Kennet’ o el ‘Sud-América’ (ambos perdidos en 1888).

Otras fuentes importantes de información, destaca el arqueólogo subacuático, han sido el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (que entre otras cosas permitió “encontrar” dos pecios del siglo XVI) o la propia tradición oral. Del primero, comenta Olmo, ha permitido conocer “noticias sobre registros de buques, contratos de venta o pagos de soldada” que dan una idea aproximada de la enorme importancia que la isla y su puerto principal, el de ‘Las Ysletas’ en la llamada ‘carrera de Indias’. Esta primera fase del inventario, por lo tanto, permitirá no sólo localizar, estudiar y proteger nuevos restos subacuáticos, sino revelar importantes datos que completarán la rica historia naval de la isla de Gran Canaria y la importancia que el tráfico marítimo tuvo para su desarrollo social, cultural y económico.

Toda esta recopilación desembocó en un concienzudo trabajo de campo que, en esta primera fase, se ha centralizado en lugares en los que se tenía constancia de la existencia de pecios con indudable interés histórico (en los que se han realizado sondeos y prospecciones arqueológicas intensivas) e, iniciando las tareas de rastreo en búsqueda de nuevos rastros de la actividad naval, en el litoral del municipio de San Bartolomé de Tirajana.

“El método elegido para llevar a cabo dichas investigaciones determinó la puesta en marcha de una prospección subacuática de carácter geofísico acompañada de un sistema de teledetección que permitía una lectura del fondo marino y la consiguiente documentación de los objetos materiales que este pudiera albergar. En donde se estimó conveniente, en base a las grabaciones previas obtenidas, se realizó una inspección ‘in situ’ mediante buceadores con el objeto de confirmar certeramente los hallazgos localizados”, comenta Olmo. También se han cartografiado los hallazgos delimitando los objetos localizados.

Otra de las consecuencias de este estudio ha sido la elaboración de un diagnóstico de evaluación que, en base a datos reales sobre el estado del patrimonio sumergido, ha permitido diseñar las futuras actuaciones encaminadas a garantizar “una eficaz gestión de estos bienes”.

El propósito fundamental que se desprende tras la exposición de los trabajos a realizar no es otro que la exhaustiva recopilación y documentación de todos aquellos bienes materiales que configuran el patrimonio arqueológico submarino de Gran Canaria, para al fin poder valorar la actual situación en la que éste se encuentra y plantear las líneas básicas de actuación que puedan llevarse a cabo en los próximos años, mediante la adopción de políticas eficaces de gestión y protección de dicho patrimonio histórico.

Sin embargo, y esto es un aspecto fundamental, saber de la existencia de determinados enclaves submarinos con vestigios antiguos no implica su inmediata valoración como un bien cultural, si antes no se toman las medidas urgentes y necesarias para garantizar su total protección. Por ello, hay que reseñar que los yacimientos arqueológicos submarinos no están libres de una amenaza de destrucción, como puede constatarse. Al contrario, su supervivencia cada vez se hace más difícil debido a la fragilidad del medio marino y a la presión a la que se halla sometido; por lo que tenemos una responsabilidad ineludible por conservar y proteger uno de los mayores legados históricos que atesoran nuestros mares.

Hay que plantear la posibilidad de emprender un plan integral que desarrolle una serie de actuaciones patrimoniales encaminadas a la protección, gestión, investigación y divulgación de los bienes culturales que lo conforman, tal y como recoge el presente trabajo. Más aún, cuando en la actualidad nos movemos en un escenario en el que resalta la fuerte sensibilización, tanto de la ciudadanía como de las autoridades competentes a todas las escalas. En definitiva, será imprescindible articular mecanismos de colaboración donde la participación de diferentes instituciones y organismos públicos sea una realidad, pero contemplados todos ellos bajo un prisma más amplio, cuyo resultado final sea la planificación y ejecución de políticas patrimoniales coherentes.

EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO SUBACUÁTICO

Según el Convenio sobre la protección del Patrimonio Cultural Subacuático, UNESCO del año 2001, se entiende “todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años”. Por su parte, la vigente Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias (LPHC), en su artículo 60 recoge que “el patrimonio arqueológico canario está integrado por los bienes inmuebles y muebles de carácter histórico susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie como en el subsuelo o en el mar territorial”.

El patrimonio arqueológico subacuático comparte con el “terrestre” buena parte de sus cualidades, esto es, su innegable valor histórico, su fragilidad, las dificultades que entrañan su conservación y protección, su exposición a sufrir expolios y agresiones de distinta naturaleza. Quizás el aspecto que en mayor medida lo singulariza es su limitada perceptibilidad, dadas las limitaciones consustanciales al medio físico en el que se encuentra, si bien esta cuestión cada vez ofrece menor número de dificultades. Otro aspecto en el que puede hallarse cierta peculiaridad es en la naturaleza de estos yacimientos arqueológicos subacuáticos pues, aunque en no todos los casos, se trata de embarcaciones hundidas – conocidas como pecios- lo que les imprime una singularidad en lo que se refiere al tipo de evidencias patrimoniales que lo integran.

Estas particularidades implican que los procesos de estudio y las medidas dirigidas a garantizar su conservación y protección deban adaptarse tanto a la naturaleza de los restos como al medio en el que se encuentran insertos. Reflejo de este hecho son, por ejemplo, la Convención para la protección del patrimonio arqueológico subacuático emitido por la UNESCO en 2001 ó, más recientemente, el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático del Gobierno de España. En este último documento se sientan los ejes fundamentales sobre los que se tiene que vertebrar dicho plan: documentación e inventario, protección física y jurídica, formación, coordinación, divulgación-sensibilización, seguimiento y evaluación. Se trata, por tanto, de un texto de largo alcance que pretende articular un programa integral de acciones dirigidas a la efectiva salvaguarda de esta parte del legado patrimonial.

En este sentido llama la atención como en un contexto insular como Canarias, destino y lugar de paso de un intenso tráfico marítimo a lo largo de los siglos, el patrimonio arqueológico sea uno de los más desconocidos de todos cuantos integran nuestro legado cultural. Así ha sido, hasta que en el año 2008 la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural, a iniciativa propia y con fondos de su presupuesto, asume como una de las líneas de actuación prioritaria dar inicio a la elaboración de la carta arqueológica subacuática de Gran Canaria. De este modo se planteaba que la gestión eficaz del Patrimonio Histórico, en especial de aquel que resulta menos perceptible, debe pasar por un control efectivo de los bienes conservados, el conocimiento de su naturaleza, fragilidad, cronología, así como su precisa localización y delimitación territorial. En un contexto insular como Gran Canaria, y a juzgar por los aún escasos datos disponibles, no sorprende la existencia de un rico y diversificado patrimonio arqueológico subacuático que, sin embargo, no había sido objeto de inventario y catalogación, lo que motivaba que no siempre se contara con información veraz, contrastada y actualizada del patrimonio arqueológico subacuático insular. Todo ello pese a que puntualmente se conociera la existencia de algunos pecios y materiales arqueológicos dispersos en el mar próximo al litoral de la isla. Esta circunstancia ha condicionado que, hasta el momento, se haya planteado cómo llevar a cabo cualquier intento de gestión de este recurso patrimonial en todas las materias que ello conlleva: previsión de medidas de conservación, investigación o disfrute social.

No hay comentarios: