‘Nadie lo quiere creer’ se representará los días 18 y 19 de febrero en dos únicas funciones. El grupo de ‘Teatro Inestable de la Andalucía Baja’ es uno de los grandes fenómenos escénicos del país
Las Palmas de GC, 17 de febrero de 2011 | Cultura | Gabinete de Prensa.
La gangrena como metáfora del derrumbe moral y cultural de nuestra sociedad. La podredumbre de la carne como recurso simbólico para hablar de la corrupción de las almas; del egoísmo intrínseco del interés por lo material más allá de lazos afectivos y familiares. Todo ello bajo el particular modo de hacer teatro de La Zaranda, una compañía mítica que visita por primera vez el Teatro Cuyás con ‘Nadie lo quiere creer’, una fábula esperpéntica sobre la caída de una saga de grandes señores que estará sobre el escenario del recinto escénico de la capital los días 18 y 19 de febrero en dos únicas funciones. Se trata de una oportunidad única de ver en acción a uno de los grupos escénicos más importantes de España, una experiencia interpretativa “de gran intensidad y calidad que no dejará a nadie indiferente”, comentó hoy Gonzalo Ubani, director artístico de Teatros del Cabildo. “Una muesca que le faltaba al Cuyás”, añadió Ubani quien calificó a los andaluces como uno de los grupos “más solventes de la escena española”.
Todo un lujo que sirve para volver al teatro con mayúsculas después del huracán Mayumana. Las entradas para disfrutar de esta sesión intensa de teatro están a la venta en las taquillas del Teatro Cuyás, en la página web de Cajatique o a través del teléfono 902 405 504.
La Zaranda explora las posibilidades comunicativas del teatro a través de un lenguaje propio que utiliza con maestría “lo simbólico para contar historias más profundas de lo que el espectador ve sobre el escenario”, comentó Eusebio Calonge, responsable del texto de nadie lo quiere creer’ quien, sin embargo, destacó que este tipo de historias ocultas dentro del texto no tienen que estar reñidas con la sencillez. “Utilizamos un lenguaje popular y directo, porque creemos que el teatro es un medio de comunicación que debe llegar a todo el mundo. El teatro siempre fue una forma popular y sencilla de contar cosas y La Zaranda respeta esta concepción tradicional de la escena”, añade Francisco Sánchez, director y actor que, bajo el apodo de ‘Paco el de la Zaranda’, lleva las riendas de la compañía desde hace más de tres décadas. “Contamos una historia llena de metáforas y cada cual las recibe como quiere; esa es la magia del teatro, que es capaz de establecer vínculos de comunicación entre el escenario y el patio de butacas”, asegura.
Y por eso, pese a las cargas de profundidad de un texto que el propio ‘Paco el de la Zaranda’ ha calificado de “redondo”, hay mucho humor, situaciones que se adentran de lleno en el universo simbólico del esperpento y momentos de intensa carga dramática donde el trío de actores formado por Gaspar Campuzano, el propio Francisco Sánchez y Enrique Bustos se desdoblan para crear esa atmósfera opresiva y mezquina donde la ama de una vieja casona “con blasón se cae, literalmente, a pedazos por culpa de la gangrena”.
“La progresiva amputación de miembros es un símbolo sobre la pérdida de valores; una reflexión sobre la deriva de la sociedad que se manifiesta a través de esta podredumbre física que, en el fondo, no es más que un derrumbe moral y cultural”, explica Calonge. “Ante la evidencia de la destrucción física de esta vieja dama, los pretendidos herederos empiezan a repartirse el botín antes de que se produzca la muerte efectiva de la mujer y ahí salen a relucir las miserias a través de este lenguaje simbólico que es parte de la identidad de la Zaranda”.
Al calorcillo de la supuesta suculenta herencia aparecen bandos irreconciliables que no son más que una muestra del “cainismo que se escenifica hasta límites casi grotescos”. Una muestra más de la querencia de este grupo de ‘Teatro Inestable de Andalucía Baja’, como gustan llamarse, por tensar hasta la máxima capacidad de resistencia las situaciones. “Aquí se pone de manifiesto la capacidad que tiene el teatro para convertirse n un espejo de la situación social a través de la profundidad del discurso. Esta es nuestra forma de hacer teatro y en ‘nadie lo quiere creer’ mantenemos este lenguaje que se articula a golpe de vivencias”, señala Francisco Sánchez que, aparte de dirigir la obra, interpreta a la vieja señora de la casa.
Este gusto por lo extremo se pone de manifiesto en la caracterización de personajes “muy marcados y representativos”, que van desde la propia señora “altanera e inconsciente de su propia degradación y la de su estirpe” a los sirvientes y familiares que desfilan ante la cama de la enferma. “La amputación progresiva de todos los miembros y las relaciones entre los personajes acentúan ese lenguaje metafórico que busca hablar de cosas que van mucho más allá de lo meramente físico”, culmina Francisco Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario