Tanto nos hemos acostumbrado en Telde a la crítica ácida, fácil y destructiva, a darle la vuelta a las cosas, vender gato por liebre, o buscarle tres patas a este mismo felino, que articular un análisis en positivo es misión casi imposible, tal vez solo al alcance de unas pocas mentes privilegiadas, ingenuos idealistas, o temerarios amantes de causas perdidas. Probablemente mis huesos estén dentro de alguno de estos grupos, y a estas alturas ya no tengo claro si eso es bueno, malo, o indiferente.
La realidad hoy nos dice que enfilamos una nueva cita electoral en un municipio terriblemente fraccionado aun con heridas por cicatrizar. A nuestro alrededor se abre un amplio y rico elenco de opciones políticas para confiar el futuro más inmediato de la ciudad, y de nuestra elección dependerá el bienestar de una sociedad ávida de responsables que asuman realmente su responsabilidad, sin más preocupaciones que el interés general. Más que bien, debemos no elegir mal.
No me preocupa especialmente que tipo de gobierno se pueda formar después de mayo. Pactos, alianzas, siglas o ideologías, no tienen para mí una simbología especial. Lo que realmente me inquieta en estas frías y oscuras noches de invierno, incluso perturbándome en las peores ocasiones el sueño, es saber qué clase de personas llegarán a ostentar cargos de responsabilidad. Porque detrás de cada partido hay gente maravillosa, estúpidos engreídos, e insensatos sedientos de poder que no saben ni que viento les da, y ahí germina el origen del mal. No es tan determinante qué partido votar; lo fundamental es conocer bien a la persona en la que vamos a confiar.
Hablando de conocer a las personas, apenas nos esforcemos un poco, podremos comprobar que el legado político que los hijos de la democracia tenemos en Telde, es abundante, fructífero y variopinto, con jóvenes copando puestos de máxima responsabilidad en la primera línea de la política municipal. Ellos tienen que dedicar una parte importante de su valioso tiempo, a desenmarañar el pasado para poder crear el futuro, a no tener prejuicios con nadie por pertenecer a otros partidos o por defender ideas diferentes en la sociedad. Deben aprender de lo bueno de sus predecesores, y erradicar lo malo de sus gestiones. El tiempo de nuestros jóvenes valores ya no es mañana. Su tiempo es hoy.
Creo sinceramente, que la calidad humana y profesional de la nueva hornada de políticos en Telde está capacitada para construir una ciudad diferente, menos beligerante…más tolerante. No son quimeras ni alucinaciones, florecen día a día en todas las formaciones, desde el gobierno hasta la oposición pasando por partidos sin representación. Estuve tentado por momentos de nombrarlos uno a uno, destacando su ardua labor, pero quizás, lo mejor para anular cualquier atisbo de precoz vanidad, sea que apliquemos con ellos aquello de “por sus obras los conoceréis”…
(*) Florentino López Castro, director de ONDA GUANCHE
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