Futuroscope quiere concienciar sobre el Octavo continente, una masa de residuos de plástico y desechos equivalente a un tercio de Europa
Madrid, 3 de abril de 2011 | Turismo | Por: Enrique Sancho
Cuando en 1997, el navegante británico Charles Moore se topó en medio del Pacífico con una gran masa de residuos de plástico fundida con micro-organismos marinos no podía dar crédito a sus ojos. ¿Qué hacía toda esa basura allí, a miles de kilómetros de la costa de California y de las islas Hawaï? Pero cuando trató de sortearla, después de una semana de navegación sin dejar de ver botellas, tapones, bolsas, fragmentos y los más insólitos elementos plásticos, desde un tubo de rayos catódicos de un televisor de diecinueve pulgadas a un neumático de camión inflado, estimó que allí había más de tres millones de toneladas y descubrió que su superficie era como un tercio de Europa (cuatro veces la de España), su sorpresa se transformó en horror.
En efecto, la que se denominó Gran Placa del Pacífico o el Octavo Continente (tras América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia, Oceanía y la Antártica) es el mayor basurero del mundo y ha ido a parar allí como consecuencia de la acción combinada de los vientos, las mareas y las corrientes marinas, pero, sobre todo, por la suciedad de los humanos del litoral y de los miles de barcos que surcan cada día las aguas. La placa de residuos apenas sobresale unos centímetros de la superficie del mar, y no es casi detectable por los satélites, aunque es mucho más profunda bajo las aguas. En ella han hecho una rara simbiosis microorganismos marinos, crustáceos y algunas especies vegetales que, con frecuencia, sirven de alimento a los mamíferos, tortugas y aves que lo confunden con plácton, lo absorben y dañan irreparablemente su sistema digestivo.
Desde entonces se han puesto en marcha diferentes iniciativas para tratar de limpiar el Pacífico y otros mares y océanos de toda esta basura, pero el trabajo es gigantesco y los recursos escasos. Y, sobre todo, nada se conseguirá si no se conciencia a las sociedades de los riesgos del plástico para los seres vivos. En esa tarea está, entre otros, Maud Fontenoy, la extraordinaria navegante francesa que el pasado año dio la vuelta al mundo en solitario y a contracorriente, enfrentándose sola a las gélidas temperaturas antárticas, al violento oleaje del Índico, al Cabo de Buena Esperanza y al peligroso Cabo de Hornos en las agitadas aguas que separan el Pacífico y el Atlántico. La Fundación que lleva su nombre (http://maudfontenoyfondation.com) tiene como vocación la educación, la protección de los océanos y la preservación del litoral, con especial dedicación a los niños que, según sus palabras serán los embajadores del futuro en defensa del mar.
Un juego para salvar los océanos
Precisamente Maud Fontenoy ha sido la madrina de la inauguración el pasado 2 de abril de la nueva atracción de Futuroscope, el vanguardista parque de atracciones francés situado a 300 kilómetros al sur de París, junto a la ciudad de Poitiers, que lleva el nombre de Octavo Continente y que trata de transmitir de una manera lúdica un mensaje ecológico, simulando ayudar a los científicos en su peligrosa misión de eliminar los residuos marinos y convertirlos en aire puro con una pistola que contiene fluido antirresiduos. Durante la aventura el jugador conduce por encima del mar hasta el fondo marino apuntando a los residuos que aparecen en pantalla. A veces, los animales marinos parecen monstruos, están tan llenos de residuos que se han mutado y han cambiado de aspecto.
No es la única atracción de este parque que muestra su interés por la ciencia. Hace tres años se inauguró Los animales del futuro, en la que, inmerso en decorados reales que reproducen los futuros hábitats de nuestro planeta, se observan mediante unas gafas especiales los sorprendentes animales que podrían poblar la Tierra dentro de 5, 100 y 200 millones de años. Gracias a un sensor colocado en la muñeca, cada visitante puede dar de comer a los baburakis, jugar con el pulpo-mono, iluminar los fondos marinos para atraer a los argéntidos y vivir el futuro... ¡hoy mismo!
Difusión cultural
Y del futuro al pasado. Otra de las novedades de 2011 es Monstruos marinos, una sofisticada proyección en 3D producida por National Geographic sobre una pantalla hemisférica de 800 m2 que permite recrear la época de los dinosaurios, las aguas cálidas que sumergían la Tierra y estaban pobladas por criaturas tan sorprendentes como terroríficas. En Colisiones cósmicas se realiza un viaje apasionante a través del espacio y del tiempo permitiendo descubrir a gran escala los impactos cósmicos que modelan el universo y los orígenes de nuestro sistema. Las imágenes, de un realismo impresionante, se proyectan en una pantalla hemisférica de 800 m2. y se aprecian mediante unas gafas con ópticas de cristales líquidos, que hacen que durante la proyección cada uno de los cristales se opaca al recibir una señal infrarroja procedente del proyector y que cada ojo percibe únicamente la imagen que le está destinada.
También fiel a su divulgación cultural y fines sociales es Ojos que no ven..., un recorrido sensorial en la oscuridad a través de distintos espacios reconstruidos con materias, olores y sonidos que permite descubrir cómo es el mundo de los ciegos. En la misma línea educativa están Pinceladas de Van Gogh, que facilita seguir los pasos de este pintor impresionista a través de las emociones plasmadas en sus cartas y sus cuadros o Luisiana, un espectacular documental proyectado en una pantalla alta como un edificio de siete plantas, que muestra como, debido a la erosión masiva de sus costas, las zonas húmedas de Luisiana ya no pueden protegerla más, frente a los huracanes.
Diversión para todas las edades
Naturalmente Futuroscope también tiene espacio para la diversión de niños y adultos. Utilizando siempre tecnología futurista y asientos en movimientos y con efectos especiales se puede asistir a las aventuras de Arthur y los Minimoy, elegida como una de las diez mejores atracciones mundiales, a través de experiencias interactivas y un simulador de movimientos sincronizados, todo ello con efectos sensoriales 4D, o Las astromoscas, la increíble aventura en 3D de tres moscas, pasajeras clandestinas del mítico primer vuelo a la Luna, el Apolo 11. En Baila con los robots, diez robots gigantes bailan al ritmo de salsa, disco o hip-hop y humanos y máquinas participan en un ballet inaudito. El espectador puede elegir formar parte de la danza o contemplar el espectáculo.
Para reponer fuerzas, Futuroscope dispone de cuatro restaurantes y varios bares y kioscos. Su propuesta estrella es la llamada Cocina molecular; creada por algunos chefs y fundada sobre el conocimiento científico, es el arte de utilizar las propiedades naturales de los alimentos que componen una receta, consiguiendo los platos más refinados y asombrosos con texturas y gustos inéditos: caviar virtual, granizado espumoso... La cocina molecular surge de las reacciones químicas entre los ingredientes de una receta o entre el modelo de cocción de un alimento, es así como se obtiene una cocina distinta de sabores y de texturas.
Una de las diferencias entre la cocina molecular y la cocina tradicional son sus efectos espumosos, gelatinosos y crujientes que adquieren los alimentos de base natural y biológica. La cocina molecular permite conocer las interacciones naturales entre las sustancias y las temperaturas de cocción para poder mejorar los aromas. Aglutinando novedad culinaria y emoción visual y gustativa, la cocina molecular se integra de forma natural en el abanico de experiencias en Futuroscope.
Cómo ir:
En avión: El buscador de vuelos Skyscanner.es propone las mejores opciones para volar desde cualquier ciudad española hasta París, para luego coger un TGV que lleva directamente a Poitiers.
En tren: Hay salidas desde Madrid-Chamartin con el Trenhotel nocturno Francisco de Goya directo Madrid-Poitiers (desde 148 euros). Desde Barcelona: El Trenhotel Joan Miró Barcelona-París (desde 141 euros).
Luego TGV París-Poitiers. Información: 902 24 02 02 o www.elipsos.com. Desde Hendaya: TGV directos: Hendaya-Poitiers en unas 4 horas (desde 22 euros). Información: 902 10 10 91 o www.tgv-europe.com.
Información y Reservas:
La entrada al parque para adultos cuesta 36 euros, pero hay ofertas, por ejemplo, que incluyen la entrada para dos días más una noche de alojamiento a partir de 98 euros. Tel.: 902.40.12.12 http://es.futuroscope.com/
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