Tenerife, 2 de mayo de 2011 | Opinión | Eloy Cuadra.
Gran día para la democracia: Bin Laden ha muerto. Y no seré yo el que diga que no es un gran día, porque más allá de que me crea o no todo lo que nos cuentan en los mass- media nunca he defendido la violencia y nunca la defenderé. Pero bueno será reparar en algunos detalles de esta sonada muerte. ¿Por qué ahora? Dicen que Bin Laden vivía en una mansión en Pakistán, nadie diría que se estaba escondiendo. Difícil de creer que no lo tuvieran desde hacía tiempo localizado. Lo cierto es que lo han matado ahora. ¿Ya le tocaba?, ¿se cansaron de esperar?, ¿o lo encontraron de repente después de 10 años de búsqueda? Todo es posible pero yo me inclino más por la teoría del termostato que libera presión al sistema, teoría que paso a explicar para que ustedes juzguen si puede ser cierta o no.
Piensen en un termostato de un calentador de agua y pónganlo en comparación con nuestro sistema social, esto es: la democracia occidental, o la democracia global si prefieren, el mundo. Somos un sistema vivo en el que aumenta o disminuye la presión, presión social en este caso. Así, a mucha presión en el sistema peligro para el sistema, peligro de sobrecalentamiento, excesiva inestabilidad, peligro de colapso. ¿Qué hacer entonces? Sencillo: liberar presión en el sistema para bajar la temperatura, que funcione el termostato.
Echemos ahora un vistazo al panorama internacional, ¿cómo estaban hasta hoy las democracias
occidentales?, ¿cómo está el sistema global? Sin duda, nunca antes en la historia de la humanidad reciente se había vivido una situación más convulsa, violenta e incierta que esta. Con revueltas populares en el Norte de África y Oriente próximo, con los Mercados dando nuevas vueltas de tuerca a la ciudadanía contra sus derechos, con más paro y más desafección política que nunca, con Obama bajo mínimos, con gobiernos como el español, o el portugués, o el irlandés, o el griego, o el belga, o el islandés, incapaces de dar solución a sus crisis, con un clima que hace pensar que estamos ante un posible cambio de paradigma, y es posible que otro mundo distinto a este, más justo, más sostenible, se abra paso entre el caos.
No corran tanto los altermundistas, los guardianes del sistema no van a dejar que esto pase tan fácilmente, como tampoco dejaron que colapsara cuando el señor Bush tenía a medio mundo en guerra y amenazaba con invadir al otro medio, y llegó Barack Hussein Obama con otro discurso y hasta le dieron el Nobel de la Paz, y su efecto nos llenó de optimismo a todos. Pero el efecto Obama no iba a durar siempre, y al poco estábamos con la crisis de las subprime , Lehman Brothers y la depresión global, medio mundo en quiebra y otra vez sobrecalentamiento en el sistema, y otra vez obligados a liberar presión en el termostato con el rescate de la banca mundial y otras tantas medidas de ajuste del gasto. Pero he ahí que de nuevo tenemos el sistema sobrecalentado y más que nunca, y sus guardianes se preguntan cómo liberar presión esta vez. Difícil hacerlo con la economía, a la que nadie sabe poner solución. Matamos a Bin Laden entonces, el icono del terror en Occidente y a ver que pasa. Tal vez se tranquilice el personal; seguro que sí. Y así hoy todos dormiremos más tranquilos, la democracia es más segura hoy que ayer, podemos confiar en nuestros guardianes, ellos nos protegen, ellos saben lo que hacen, hasta la próxima sacudida.
Y esta es mi lectura alternativa del asunto, puede que esté equivocado no lo niego, puede que llevaran los americanos diez años buscándolo y por fin ayer noche se puso a tiro. A elección de cada uno queda lo que creer, en todo caso… dudemos.
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